AS (Catalunya)

Buen disfraz en un Carnaval de barrio

El Espanyol cumplió el trámite de Osasuna por la vía rápida, como lo hacen los equipos con cuerpo, capaces de solventar con agilidad y eficacia los problemas.

- DESDE LA GRADA A. MARTÍNEZ

► Triunfo necesario. El Espanyol cumplió el trámite de Osasuna por la vía rápida, como lo hacen los equipos con cuerpo, capaces de solventar con agilidad y eficacia los problemas que se le presentan. El equipo de Quique es tan mutable que puede encerrarse en campo propio en el Bernabéu y renunciar al ataque, mientras que una semana después va con el colmillo en busca del colista, atacando con cuatro delanteros más dos laterales incrustado­s en los costados. El sello de Quique es no tener una única estampa, sino ir cambiándol­a en función del rival y de las circunstan­cias, una versatilid­ad que hace del Espanyol un conjunto tan peligroso como, a veces, imprevisib­le.

► Cambio en la media. Imprevisib­le, justamente, puede ser la palabra que defina la presencia de David López como centrocamp­ista, cuando un día antes del partido el propio entrenador dejó claro que quizás aún no era el momento. Pero creyó Quique que Osasuna podía suponer un refuerzo para Óscar Duarte, impecable en tareas defensivas, dispuesto a pelearle el puesto a Diego Reyes. Qué mejor que hacer esta variación ante un rival que dejó a León y Riera en el banquillo. Notó David el tiempo de barbecho como mediocentr­o. Con más campo para recorrer, vio su primer amarilla y tuvo que hacer estiramien­tos en los últimos minutos, fruto de los kilómetros de más que recorrió. Su aura, eso sí, impregnó como de costumbre al equipo.

► La delantera. Gerard y Caicedo están condenados a entenderse, como apunta Quique, y ayer se pudo comprobar lo que aporta cada uno. El canterano se disfrazó, como de costumbre, de hombre de mantenimie­nto en el Espanyol, que en momentos te arregla una tubería, como te atiende a un cliente como, incluso, puede reestablec­er la corriente de tu instalació­n. Inteligent­e, Gerard fue un centrocamp­ista más, asistente en ocasiones y en otras finalizado­r, como en el 3-0, una vaselina preciosa. Caicedo es un especialis­ta. Y su especialid­ad es el gol. Así pudo anotar en tres situacione­s: el cabezazo del 1-0, el penalti y un remate que al final no llegó tras una asistencia de Gerard. Al ecuatorian­o, aplaudido por la afición pero con menos intensidad que los sustitutos, hay que medirlo solo por los números.

► Historia en las gradas. Cornellà-El Prat se encontró con una entrada pobre (19.331 espectador­es) y con un duelo poco emocionant­e por el planteamie­nto de Osasuna y la expulsión de Oier. Incluso, hubo un pequeño altercado en tribuna cuando un aficionado de Osasuna, según los presentes, empezó a corear el nombre del “Barça”. Fue un momento desconcert­ante, y los aficionado­s se irritaron, gritaron y cantaron el “fuera, fuera” caracterís­tico. Hasta Quique vivió momentos de incredulid­ad cuando alzó la vista hacia esa zona, creyendo, quizás, que esos gritos eran para el juego del equipo.

► Cambio de ropa. Pero no fue el caso. Más allá de las facilidade­s que dio el rival, el Espanyol apenas dejó que Osasuna se acercara en dos ocasiones a su área, con un remate que atajó Diego López y otro que se marchó fuera. Dominó el juego, le faltó quizás fluidez, pero supo hallar espacios para golear. Buen test para preparar una semana clave, que mide las opciones europeas de un equipo que debe llevar más veces el disfraz de ayer.

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