Alonso se quedó a casi tres segundos de Ferrari
El asturiano volvió a tener problemas con un McLaren Honda que se paró dos veces y solo completó 43 vueltas, no más de cinco seguidas, en el último día de entrenamientos
Lo realmente grave es la séptima acepción de la palabra paciencia en el diccionario del español. “Tolerancia o consentimiento en mengua del honor”. Y eso es realmente lo preocupante de lo que sucede con Alonso. El asturiano, el español, considerado por norma general mejor piloto de este deporte va a dejar de serlo si esto sigue así. Su categoría, su honor incluso se ve expuesto a la ineficacia de McLaren Honda.
Y es que, seamos sinceros, ahora mismo Alonso pilota un coche que no va terminar la primera carrera de la temporada, que se va a quedar muy lejos en la clasificación por la pole y que lleva camino de ser el protagonista negativo de un año que puede ser el último en Fórmula 1 de Fernando. Así son las co- sas. El bicampeón sigue siendo el más pagado, pero lleva once años sin ganar el título, cuatro sin vencer un gran premio y tres sin subirse a un podio. Mucho. Demasiado para seguir sosteniendo el convencimiento de su inmensa categoría.
En el último día de test volvió a pararse el McLaren Honda, y en dos ocasiones, cuando Alonso llevaba 17 vueltas en total, en realidad un par de tandas de cuatro y cinco vueltas seguidas, el resto de instalación sin tiempo. Fernando había rodado a medio gas, aunque Honda ha logrado alguna mejora en el motor, en la recta ahora va a 14 kilómetros por hora más lento que los mejores en vez de los casi treinta de días anteriores. Un gran logro. Ejem... El coche volvió al box y después se volvió a parar. Segunda bandera roja. Deben solucionar los problemas. Y ya. Porque están dejando en nada la reputación de uno de los mejores pilotos de siempre. Fernando volvió a salir a pista después de que solucionasen los problemas eléctricos y los últimos momentos fueron los mejores del astur en estos test, rodó de manera regular, aunque no más de cinco vueltas seguidas y terminó con 43. A casi tres segundos de Raikkonen, ese al que destrozó cuando eran compañeros, con su Ferrari.
Ahora deben seguir trabajando para poder llegar a Australia con otro motor, con otro coche, con más fiabilidad y con un campeón dispuesto a seguir jugándose la vida para que el proyecto más importante de su carrera no sea un fracaso. Suerte.