Un domingo sobre ruedas
Un domingo cualquiera es una película de Oliver Stone sobre fútbol americano, para muchos una de las mejores sobre deporte. No lo comparto. Pero sí me gusta mucho el título: el deporte ocupa nuestras vidas cualquier domingo del año. Ayer, con menos fútbol en la oferta, nos montamos sobre ruedas. La jornada comenzó a las siete de la mañana, con la puntilla del cambio del reloj en la madrugada. A esa hora arrancaron los motores en Australia. Donde pronosticábamos una victoria del Mercedes de Hamilton, venció el
Ferrari de Vettel con una mejor estrategia. Donde adivinábamos a Sainz en los puntos, tuvimos a Sainz en los puntos: octavo. Y donde intuíamos una retirada de Fernando Alonso, vivimos el abandono anunciado, aunque también más tarde de lo previsto. Alonso necesita un coche. Tras la Fórmula 1 me pegué una cabezada, lo confieso, hasta el inicio de la retransmisión de la Volta a Catalunya. Ahí vimos a otro bólido,
Alejandro Valverde, que logró su tercer triunfo de etapa y, por supuesto, la general. Desde la sanción de un minuto al Movistar, el murciano ha corrido enrabietado y sin concesiones. A su lado, en el podio: Alberto Contador, en su séptimo segundo puesto de la temporada, y Marc Soler, que pide sitio entre los grandes. Por la tarde zapeamos entre la Gante-Wevelgem, con el tercer éxito de Van Avermaet en clásicas de adoquines, y el Mundial de motos en Qatar, con la victoria de
Joan Mir en Moto3. Volvían a rugir los motores, amenazados por la lluvia. Morbidelli venció en Moto2... Y el premio gordo, MotoGP, se lo llevó
Maverick Viñales. Un domingo sobre ruedas.
“...COMENZÓ A LAS
SIETE DE LA MAÑANA,
CON LA PUNTILLA DEL
CAMBIO HORARIO...”