Mateo Alemany “Trabajamos para la afición, ella es el Valencia”

A sus 53 años deja su vida en Mallorca para ser “la cara” del Valencia de Lim. Gestionará el día a día de un club que le motiva por “la exigencia de su escudo”. Habla para AS quien tiene como misión ser un puente entre Singapur y Mestalla, entre el fútbol

¿El sentimiento de pertenencia ayuda o influye en un director general de un club? —¿Por no ser valenciano? Evidentemente soy mallorquinista y ni lo quiero ni lo puedo cambiar. Pero prima lo profesional. Por nacer en Valencia no daría más de lo que voy a dar. —Alguien de su familia le ha dicho: ¿pero dónde vas?

—Los que me conocen saben qué significa este reto para mí. Dejo una vida por venir aquí. —¿Y qué le ha llamado?

—El club. He tenido otros proyectos en la mesa, pero ni me los planteé. ¿Por qué este sí? Soy persona de fútbol, de club, y el Valencia es un grande. —¿Para qué le quiere Lim?

—La situación les lleva a necesitar una persona con experiencia en el fútbol profesional, con visión de club, que conozca LaLiga, que pueda coordinar, ordenar, cambiar las estructuras del club. Pero cambio no significa de personas. Quizás con una pequeña chispa se ordena todo... La propiedad me ha trasladado ambición por poner al Valencia en su sitio y compromiso de permanencia. —Su idea de gestión es...

—Hay valores que no son negociables. Cualquier empleado debe trabajar con parámetros de exigencia y ambición. Es lo que te pide la camiseta del Valencia. —¿Por la calle algún aficionado le ha pedido algo? —Aún no me han visto. Pero sé que el aficionado del Valencia es exigente y me gusta que así sea. También que ahora no es feliz y lo entiendo. —¿Cuál es la frontera entre empresa y sentimiento? —En el Mallorca viví la fase de la propiedad de Antonio Asensio, que vivía en Madrid. Entiendo psicológicamente la situación de un dueño, y más de uno como Lim, que ha hecho tal inversión. Pero también sé que los aficionados sienten, y así debe ser y es, que el club es suyo, porque trabajamos para ellos. Ellos son el Valencia. Son dos conceptos reales y deben ser compatibles. Lo bueno para el dueño lo es para el aficionado. —Se le ve como un puente entre Mestalla y Singapur...

—Hay que mejorar en comunicación. Es una misión que me han encomendado, que yo explique las cosas, que atienda cuando las cosas no van bien, que dé la cara. —¿Y de puertas hacia dentro?

—Consenso. Yo no quiero que todos piensen como yo, no me sirve. Quiero alternativas, que discutamos y lleguemos a un consenso. Y la propuesta final le llegará al Consejo, que representa al máximo accionista. —Es decir, Mateo Alemany es como un embudo de ideas que desemboca en una propuesta. —Efectivamente. El poder no es una decisión personal. Así no puede funcionar un club. Creo en el trabajo de equipo y en la responsabilidad de cada departamento. —Vayamos a un ejemplo, ¿quién fichará en el Valencia? —El máximo responsable a la hora de proponer es el director deportivo. Pero claro que vamos a estar en contacto, porque a sus conocimientos futbolísticos hay que trazarle unos parámetros económicos. La parte deportiva y económica tienen que llegar a consenso y eso implica renuncias. La estabilidad deportiva de un club pasa por su estabilidad económica. —¿Le consultaron el nombramiento de Alesanco? —No. Pero entonces no estábamos aún negociando. Sólo me habían

conocido. Pero con Alesanco noto que hay empatía. —¿Es de entrar al vestuario?

—Al futbolista hay que darle tranquilidad, apoyo. Son los activos más importantes. Tienen que ser felices. Así podemos exigirles que den el máximo. Yo no voy a ser amigo de ningún profesional del club. El vestuario es su espacio. Sus referencias deben ser el entrenador y el director deportivo. —¿Qué perfil de técnico le gusta?

—Es pronto para que yo analice eso.

—¿Ve al Valencia peleando de nuevo por títulos? —El listón es su propia historia.

Implicación

“Por nacer en Valencia no daría más de lo que voy a dar de mí”

Fichajes

“El máximo responsable a la hora de proponer es el director deportivo”