Europa es de Cristiano
Su hat-trick clasificó al Madrid tras un sufrimiento extremo ● Partido inmenso y arbitraje espantoso ● El Bayern sólo cedió en la prórroga y con diez
Con un repóker de Cristiano (100 goles en Champions ya), un cuadro agudo de hipertensión, un salto al futuro de Asensio y un arbitraje que dará que hablar (fueron más llamativos los errores que perjudicaron a los alemanes) salió el Madrid de esta camino de sus séptimas semifinales consecutivas. El Bayern fue lo que su pasado indica y sólo se entregó en inferioridad. Fue un partido para la historia, una película de suspense para la filmoteca y una prueba de esfuerzo para el equipo de Zidane.
Al Bayern, como al Madrid, nunca le cupo el orgullo en el escudo. Tampoco con el viento en contra que le llevó hasta el Bernabéu. Así que decidió estar a la altura de su historia, presionando con ocho futbolistas en el campo del Madrid, con la actitud intimidadora que siempre le acompañó y con Lewandowski, que vale por un regimiento de artillería. Así que cogió el partido por las solapas aprovechando los desajustes blancos.
El Bayern se acostó sobre su izquierda sin que nadie reparara en Alaba. Carvajal se vio desbordado por falta de ayudas. Isco nunca fue jugador de banda y menos para vigilar la frontera. Así que allí hubo de acudir Modric, que tampoco está para esos asuntos. Por aquel agujero sufrió el Madrid todo el partido y por ahí se tragó la primera ocasión, con doble remate de Thiago y Robben.
Aquel Bayern a tumba abierta perdió continuidad, aquejado del mismo mal que el Madrid. Ribéry y Robben no tenían regreso y Carvajal y Marcelo, como tantas veces, hicieron recular al cuadro alemán. También el Bernabéu, que cumplió con su papel de impulso emocional. Con la pelota el Madrid fue otra cosa.
Con un centrocampista más e Isco muy en la onda, el tormento cambió de lado. Estrepitosamente. En 15 minutos el Madrid se procuró siete buenas ocasiones. Benzema, Cristiano y Kroos, dos veces, no dieron con la puerta; Neuer invalidó un tirazo de Carvajal y otro del propio Kroos y Boateng, bajo palos, llegó, en un disparo de Ramos, donde no alcanzaron los tentáculos del fantástico meta alemán.
Al Madrid le dieron espacio y soltó a sus liebres, a la espera de enhebrar el pase definitivo, que esta vez llegó. Fue en puntería