Monchi “Si nada se tuerce, mi futuro está en Roma”
Con la maleta casi hecha y despojado de la presión del cargo que ostentó durante 17 años, el aún director deportivo del Sevilla recibió a AS en el que todavía es su despacho en el Sánchez Pizjuán para hacer balance de lo conseguido y comenzar a hablar de su futuro lejos de Nervión.
➥ ¿Qué hace Monchi ahora en su nuevo día a día? —Pues estoy traspasando poderes y poco más. El trabajo estaba hecho y se han cerrado temas de cantera principalmente. Y preparando la marcha, que tampoco es fácil. El trabajo lo he seguido realizando como si mi continuidad fuera a ser eterna. He querido seguir trabajando hasta que todos dijéramos “se acabó”. —Porque se va a Roma, ¿no? —No está cerrado pero es lo que está más cercano. Si todo va por el cauce normal y nada se tuerce estaré en el Roma, pero yo nunca lo veo cerrado todo hasta que no lo vea firmado. Marcelo venía en un avión para firmar por el Sevilla y se bajó en Madrid. Por eso no quiero lanzar las campanas al vuelo hasta que todo esté atado. —¿Tuvo ofertas de España?
—Nadie de peso de ningún club español me ha llamado. Sí hubo intermediarios que me expresaron el interés de los grandes, pero lo considero oportunismo. Sí hubo clubes importantes de fuera que me llamaron directamente. También es verdad que si yo siempre he dicho que no trabajaría para ningún otro club español que no fuera el Sevilla, es más difícil que te llamen. Y no voy a trabajar nunca en España en ningún sitio que no sea el Sevilla.
—¿Le molesta que le reprochen que pidió descansar y se va a trabajar a otro club? —Creo que la mayoría del sevillismo ha entendido el mensaje. Necesitaba aire tras los 29 años que llevo en Sevilla. Y necesito seguir trabajando, pero en un entorno distinto. Mi vinculación iba más allá de lo profesional, pero el desgaste también. Ha sido el motor del éxito pero también del cansancio. El disgusto de las derrotas era casi equivalente a la satisfacción de las victorias. No he sido capaz de desconectar al director deportivo del hincha. —¿Y eso lo podrá conseguir en Italia?
—Los que me conocen saben que mi agotamiento no tenía vuelta de hoja. He intentado autoconvencerme de seguir pero ha llegado un momento que no podía más. En el futuro me iré quemando y agotando en otro sitio, pero tengo un margen de tiempo porque empiezo de cero. También intentaré no vincularme en todo, como he hecho aquí.
—¿Y el Sevilla? —Yo apostaría por la continuidad, lo he dicho por activa y por pasiva. Si traes a alguien de fuera al final va a ser el sustituto de Monchi. Lo principal es saber lo que se quiere. El club me preguntó y yo aconsejé la continuidad, pero tienen que estar convencidos, porque yo he crecido en base a la confianza que he tenido, que es fundamental. —Si el club se sobrepuso a la muerte de un jugador, al encarcelamiento de un presidente... —El club tiene cimientos suficientes para solventar la marcha de Monchi. Superado el primer golpe, el club está volviendo a andar. Si de lo que más orgulloso me siento es de las estructuras que dejo, no habría mayor éxito para mí que el club siguiera funcionando a la perfección tras mi salida. —Lógicamente, va a haber morbo si el Roma y el Sevilla se interesan por el mismo jugador.
—Hay un tiempo de duelo en el que todos tenemos que respetarnos, por lo que no me pienso meter en nada del Sevilla. Además, mi cabeza va más lenta que los hechos. Algunas veces todavía pienso como el director deportivo del Sevilla. Nos vamos a mover en parámetros distintos. Todos vemos los mismos jugadores al fin y al cabo, pero de verdad que no atisbo conflicto de intereses. Y si pudiera haberlo, lo evitaría. Yo he coordinado el seguimiento de jugadores. A partir de ahora es cuando hay que tomar decisiones y yo ahí no tengo nada que ver.
—¿Y ha pensado en fichar a Emery?
—He hablado con él últimamente pero no hay nada respecto a nuestro futuro juntos a medio o largo plazo. Yo lo que quiero es que siga muchos años en el PSG porque significará que le va muy bien. Era el entrenador ideal para el Sevilla y no nos fue nada mal en los tres años. —¿Tendrá el Sevilla el mismo éxito en el mercado sin Monchi? —Creo que la marca Sevilla va a seguir teniendo fuerza porque es mucho lo que está sembrado. A mí me ayudaba la marca, no al revés. El Sevilla va a seguir teniendo los mismos alicientes: club saneado que paga bien y al día, que jugará Champions si nada cambia y una ciudad magnífica. A mí nadie me ha dicho que haya venido al Sevilla por mí. Sí me he dado cuenta de que cuando decía “soy Monchi, director deportivo del Sevilla” cada vez me conocían más, pero el resto de alicientes el Sevilla los va a tener.
—Estuvo esta pasada Semana Santa con el expresidente Del Nido, ¿le dijo que se quedara?
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—Las veces que he estado con él no me ha intentado convencer de nada, hemos hablado muy poco de fútbol. Sobre mi salida ha estado neutro, que creo que es como debía estar, porque su hijo, que es el vicepresidente del club, es el que ha estado en el día a día. —¿Y Sampaoli se lo ha pedido?
—También lo ha comprendido. Lo he tenido informado día a día de todo, fue de los primeros que supo que me iba. He notado comprensión y respeto por su parte. Respecto a su futuro, el fútbol me ha enseñado que lo que tenga que pasar va a pasar, que se centren en el presente porque es mucho más importante lo que se juega el Sevilla que lo que pueda pasar. —¿Acertó con su fichaje?
—Después de momentos de éxitos aquí hemos sufrido caídas y costó cierto trabajo volver a remontar. Cuando se va un entrenador que lo ha ganado todo, la transición no es fácil. Y el equipo ahora pelea el tercer puesto. Si analizamos sólo la temporada sin mirar al pasado, es una muy buena temporada, pero analizada con el contexto anterior le doy más valor aún. —Es que el equipo llegó a pelear LaLiga, ¿se lo creyeron? —Cuentas sí que hemos hecho en su momento. E ilusionarnos, también, bajándonos del avión en algún desplazamiento y viendo cómo habían quedado Barcelona o Madrid. Estábamos acostumbrados a mirar que ambos ganaran, porque jugaban contra nuestros supuestos rivales: Villarreal, Athletic... Este año mirábamos que perdieran ellos, igual que Madrid y Barcelona han visto al Sevilla como un rival y miraban que no ganáramos. Pocas veces ha pasado eso en mis 17 años de director deportivo. —De lo poco que le ha faltado lograr es meter al Sevilla entre los ocho mejores de Europa, ¿sigue dándole vueltas a la eliminación en Leicester? —Es la espina que yo me llevo clavada, porque nunca he podido estar en el sorteo de cuartos de la Champions. ¡Mira si habré ido veces a Nyon a distintos sorteos que el wifi del móvil se me conecta solo allí! Es una ilusión sin cumplir pero no todo se puede conseguir en la vida. Tampoco me puedo quejar demasiado. —¿Lo mejor y lo peor de toda una vida en el Sevilla? —Lo mejor, haber podido vivir lo que ni soñé. Compartir tantos momentos de alegría peleando y ganando títulos con los sevillistas era algo que parecía imposible. Lo peor, no puede ser otra cosa que el fallecimiento de Puerta, con todo lo que se vivió en los días previos y posteriores. Pero hasta de eso saco una enseñanza porque el club se levantó. —Son muchos sus aciertos pero también hay algunos fichajes que se frustraron en el último momento, ¿cuál fue el peor? —Van Persie, Marcelo, De Jong... También había cosas que nunca esperábamos que vinieran y llegaron. O Bacca, que la primera vez que lo vi hizo un partido para matarlo. Igual tiene cierto morbo, pero en su día cuando Edú se escapó y fichó por el Betis provocó frustración. —¿Se arrepiente de alguno de los fichajes que ha hecho?
—No me arrepiento de haber traído a nadie pero sí de la metodología usada para traer a algunos jugadores. Por no haber seguido los pasos que aquí estábamos acostumbrados a dar o por actuar por presiones externas, se hicieron algunos fichajes cuyo mal rendimiento casi siempre coincide con estas circunstancias. —¿Y la negociación en la que más se desesperó?
—La más complicada fue la de Gameiro. De la noche a la mañana nos cambiaban las condiciones. Y recientemente... la del Mudo Vázquez también tuvo lo suyo, hasta alguien tan frío como Jesús Arroyo se llegó a poner nervioso. Estaba todo cerrado, el jugador viajando para la concentración del equipo en Orlando y nos cambiaron todo lo acordado. —¿Qué siente cuando ve a jugadores que usted trajo al Sevilla triunfar en grandes de Europa? —Me gusta que jugadores que han rendido en el Sevilla sigan creciendo y triunfen. El otro día en el derbi de Milán había cinco exsevillistas: Deulofeu, Bacca, Banega, Medel y Kondogbia. Son cosas que me enorgullecen pero por mi club y mi gente, que tuvo tanta culpa o más que yo en esos fichajes. Daniel Alves, por ejemplo, llegó, creció, se marchó generando plusvalías y, encima, cada vez que le preguntan por el Sevilla sólo tiene buenas palabras. Es el fichaje perfecto. —¿Qué es más necesario para un director deportivo? ¿Contar con mucho dinero o cierto grado de intuición? —El dinero te da agilidad pero no acierto. La tarea del director deportivo es elucubrar sobre algo que no es real en ese momento, tienes que adelantarte a cómo va a rendir ese jugador en tu entorno. Un móvil funciona aquí y en el extranjero lo hará si tiene roaming. Un futbolista es igual.
—¿Sin Monchi estará agotado en Nervión el modelo de ‘vender para crecer’? —No vendemos para crecer, vendemos para mantener una estructura salarial muy por encima de los ingresos ordinarios del club. Es un modelo arriesgado, para nada recomendable, pero que el Sevilla ha utilizado a la perfección. —Ahora que tan de moda están las estadísticas, usted deja una base de datos en el club como para estar tranquilos ¿no? —Soy un enfermo de los datos. Reducen el riesgo y lo agiliza todo. Ahora mismo puedes medir el comportamiento de un jugador de forma continua en absolutamente todo. ¿Moneyball? El fútbol es menos estadístico que otros deportes, pero que los datos te dan agilidad y son útiles, seguro. El Sevilla lleva siguiendo esta línea en los últimos tiempos porque entre mi equipo de trabajo y yo nos hemos encargado de instaurarlo.
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