AS (Catalunya)

Messi decide que hay Liga

Sentenció al Madrid, que ya estaba con diez, en el 92' tras un recital ● Desastroso arbitraje de Hernández Hernández ● Bale volvió a romperse

- LUIS NIETO

Messi decidió que hay Liga. Sucedió en el descuento, que siempre fue territorio madridista, después de un partido trepidante, un monumento al fútbol, con dos porteros estupendos y un árbitro de nevera. El argentino le mostró su camiseta al Bernabéu en gesto de orgullo y reivindica­ción en otro partido de época. Al Madrid le sobró alinear a Bale y perdonar en sus llegadas. Perdió a la ruleta rusa en que acabó el pleito, echando de menos la precisión de Cristiano. Al Barça, ya líder interino, le bastó con el argentino, jugador todopodero­so, irrompible. Cuando él aparece, el equipo se siente capaz de todo.

Los penaltis y las expulsione­s, como los platos principale­s del menú, tienen su momento. Nunca se sirven al principio. Por ahí se libró el Barça de un máximo castigo, como ya le ocurrió en el Camp Nou, y el Madrid de la expulsión de Marcelo. Por no romper nada, Hernández Hernández miró hacia otro lado en un derribo claro de Umtiti a Cristiano y en un codazo alevoso de Marcelo a Messi. Cuando sucedió el primer hecho (2') el Madrid andaba en versión ciclón. Cuando se produjo el segundo (20'), el Barça muleteaba mejor el partido, aunque pasándose el pitón del contragolp­e demasiado cerca de la taleguilla.

Zidane, también por no romper nada, le hizo sitio a un Bale lesionado, que recorre el tránsito de innegociab­le a inexplicab­le. Pretende, por las malas, hacer de él un centrocamp­ista. Se rompió como el cristal poco más allá de la media hora. Recibe mucho más de lo que da. Tampoco quiso romper nada Luis Enrique y cambió pieza por pieza, Alcácer por Neymar. No son de la misma especie. Y además, adelantó la zaga en maniobra exagerada, una invitación a los antílopes del Madrid. Así que, tras el primer empujón blanco, el partido quedó en su suerte natural: el Barça manoseando la pelota, con Messi como mediapunta, y el equipo de Zidane mandando morterazos a la espalda de los centrocamp­istas blaugranas.

El metabolism­o del partido fue cambiando minuto a minuto. El Madrid fue regando de ocasiones sus salidas a la contra, porque la velocidad punta de Cristiano y Benzema estuvo fuera del alcance de Piqué y Umtiti. Ahí hizo trabajar a Ter Stegen, con un remate del portugués y otro de Modric, aunque cocinara

el gol con la receta tradiciona­l del balón parado. El rechace de un córner lo puso Marcelo en el segundo palo, Ramos lo mandó a la madera y Casemiro lo metió a puerta vacía. Antes de que el Madrid digiriera su ventaja, Messi, que andaba ya en modo recital, empató en una ruptura por el centro, adornada con recorte y zurdazo. Esa acción tiñó de azulgrana el duelo. Messi, de nuevo, y Jordi Alba tuvieron el 1-2 y Casemiro rozó la roja por un derribo al argentino.

En la segunda mitad, el partido siguió el mismo recorrido. Acelerón del Madrid, impulsado por sus laterales, y respuesta progresiva del Barça para llevar el pleito al terreno de la pausa. Por medio quedaron tres paradas prodigiosa­s, dos de Ter Stegen en cabezazo de Benzema y trallazo de Asensio y tres de Keylor, ante Alcácer, Piqué y Luis Suárez.

El partido había roto en partidazo, repleto de actividad en las dos áreas, hasta que un zurdazo de Rakitic lo desequilib­ró. Y la expulsión de Ramos, rigurosísi­ma, acabó por romperlo. Fue la última en la noche negra de Hernández Hernández. Y ahí decidió el Madrid volver a la vida. Empató James y estuvo tres veces al borde de la victoria. Y cuando firmaba el empate, Messi le mandó a la guillotina con un disparo de alta precisión. Llevaba tres años sin hacerlo, pero hay costumbres que no se olvidan.

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain