AS (Catalunya)

Ser atleta de élite mundial durante tres minutos

El ‘42 contra 1’ pasó de utopía a éxito rotundo

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Me tocó la segunda posta del reto 42 contra 1, en plena Castellana. La calle intimidaba. Habitualme­nte inundada de coches, a las 08:30 de ayer estaba completame­nte vacía, desierta. La única presencia humana era la de Ramiro Matamoros, histórico ganador de la Maratón. Bajo su mirada calenté en ese escenario para privilegia­dos. Muchos nervios. ¿Y si fallo? ¿Y si se cae el testigo? ¿Y si choco con un atleta o una moto? ¿Fallaré a mis 42 compañeros? Son las preguntas traicioner­as que generan la ansiedad y la tensión. Eran las 09:00, pasaba la élite de la media. Como balas. En breve llegaría el paquete de la maratón.

Tenía que estar atento a Arturo Casado, campeón de Europa de 1.500, con el que comparto corazón punk y alguna carrera de chaval. Llegaron motos, sonidos de sirena. La camiseta naranja y la imponente estela de Arturo emergieron. El cilindro llegó a mí. Comenzó una aventura única. A mi lado kenianos y etíopes capaces de correr la maratón bajo 2h 10, a 3:00 los 1.000, a 20 km/h. También iba Castillejo, sorprendid­o de una presencia no africana, con escasísima pinta de pro y un testigo en la mano. Bajo la supervisió­n de Juan Mora, ideólogo del reto, galopé hasta Nuevos Ministerio­s. Pasé el turno a Jorge Benito. El pulso, a tope.

Al acabar, la adrenalina me llevó al Palacio Real a ver la posta 20, la de Chema Esteban. Problemas. Perdíamos un minuto. El bravo corredor de Andújar comenzó a remontar. En la Casa de Campo se retomó la cabeza. Acelerado corrí al Retiro y llegué para ver a Juan de la Blanca, liebre de los test selectivos, testigo en alto y jaleado por el público, a pocos metros de Dida, el ganador. Hubo fiestón de equipo, algo poco habitual en un deporte tan solitario como el atletismo. El 42 contra 1, algo nunca antes visto en el mundo, era realidad.

Atrás queda la logística y las pruebas de selección en las que Mora, Lola Pastor y Andrés Novo se dejaron la piel. Fue duro, pero tuvieron fe ciega. Llegó Chema Martínez y allanó el camino. El 42 contra 1 pasó de utopía a éxito rotundo.

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MOMENTO MÁGICO. Arturo Casado puso en marcha el reto 42 contra 1 y pasó el testigo a Bellón.

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