AS (Catalunya)

Una llama de 50 minutos

- DESDE LA GRADA A. MARTÍNEZ

Le faltó gasolina y le sobraron errores, personific­ados en la figura de Jurado, quien pudo hacer el 1-0 y finalmente dio de forma involuntar­ia la asistencia del 0-1. Ahí murió el partido.

Espíritu olímpico. La llama del Espanyol duró 50 minutos, pero hoy volverá a encenderse como la de la Barcelona ‘92, porque tanto el club perico como el espíritu olímpico son para siempre. Aunque Luis Suárez y Messi apagaran por momentos el fuego de Cornellà-El Prat, el impulso de los 31.000 pericos reanimó al final del partido al Espanyol, que sigue sin poder hincarle el diente a su eterno rival en su nueva casa. Le faltó gasolina y le sobraron errores, personific­ados en la figura de Jurado, quien pudo hacer el 1-0 y finalmente dio de forma involuntar­ia la asistencia del 0-1. Ahí murió el partido. En ese páramo anterior de 50 minutos, el Espanyol anuló al Barça a base de presión y de moverse en apenas 30 metros, reduciendo los espacios. Corrieron los pericos con tanto desenfreno de una área a otra, acompansad­os como un acordeón, que acabaron prácticame­nte sin aliento.

Fútbol es fútbol. ’Amics per sempre’ sonó con fuerza en los prolegómen­os de un duelo de enemistade­s deportivas. Así se vivió en el campo, en la grada y en los aledaños, con una afición blanquiazu­l ruidosa, que recibió el autocar de los jugadores con bengalas y acordándos­e del rival que tenían en frente. No son Espanyol y Barcelona ‘amics per sempre’. “Ya ha habido algo de lío. Dos parejas se han paseado con la bufanda azulgrana por aquí… Han tenido que intervenir los Mossos. Pero no ha pasado nada”, decía un aficionado delante del centro comercial. Hay cosas que con el tiempo no cambian. Fútbol es fútbol. Y nada más. Fútbol es, por ejemplo, el mosaico de bufandas con las que la afición recibió al equipo. Chapeau.

Los riesgos. Fútbol es lo que se vio en el campo. No hubo payasos y sí actores de primera fila. Dos modelos tan opuestos que se complement­an. Un Barça a la medida del Espanyol. Quique dijo en la previa que su equipo debía ser valiente pero no inconscien­te. Y valiente fue en la presión adelantada, y quizás inconscien­te en las situacione­s de tres contra tres que dejaba en su defensa: Javi López, David López y Diego Reyes ante Neymar, Suárez y Messi. Y también en ese pase de Jurado, instintivo, que no encontró a un compañero, sino a Suárez. Malos pies donde dejar el balón. Una condena que anuló un plan perico calcado al encuentro de la primera vuelta.

‘Galcanizac­ión’. Hay jugadores que se saltan las normas, que tienen impregnada esa rebeldía de la que habla Quique. Y uno de ellos es Víctor Sánchez. Si ustedes tienen un problema en su casa, llámenlo, igual se lo soluciona. Tiene pulmones y recursos para todo, tanto te saca el balón jugado, te corta el juego con una falta, te remate o te evita un remate lejos de su zona de influencia. Todo lo que sea verde es su hábitat. Pero ese trabajo encomiable no se correspond­ió con el acierto en las áreas, donde al Espanyol le faltó la efectivida­d de otras veces. Tras el 0-2 sobró el resto, un sinsentido de área a área que evidenció las carencias blanquiazu­les cuando pierde el orden. El equipo se ‘galcanizó’.

Es el comienzo. Y tampoco ayudó a cambiar el decorado Leo Baptistao. No encontró espacios el delantero, que se reencontra­ba en el césped con su amigo Neymar. El ítalo-brasileño se perdió el partido de la primera vuelta por una lesión que ha impedido que el Espanyol pueda disfrutar más de su talento. Será el próximo curso. Con la llama perica nuevamente encendida. Esto solo ha comenzado.

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