Cocinero antes que Fraile

Omar Fraile ha ganado las dos últimas ediciones de la Montaña de la Vuelta a España.

El premio no tiene el prestigio que antaño, cuando Bahamontes y Julio Jiménez dominaban en los 50 y los 60. En los últimos tiempos tampoco suelen meterse en la puja los gallos de la general, salvo que vayan dando bocados a las cumbres por la propia inercia de la lucha por el maillot de líder. Aun así, conquistar la Montaña no es fácil. Hay que estar escapado durante horas para puntuar en los puertos intermedios, un día tras otro, sin muchas esperanzas de llegar en cabeza. Puntuar y luego ganar la etapa está al alcance de pocos:

Virenque, Majka… Fraile se ha curtido en estas batallas, que le han dado el fondo y el aprendizaje para rodar en grupos reducidos o solo durante muchos kilómetros. Fue cocinero antes que fraile. El vasco, en plena madurez ciclista (27 años en julio), aprovechó ayer esa experiencia para sumar un buen puñado de puntos (coronó primero tres de los cuatro puertos) y, sobre todo, para lograr su primera victoria en una grande, que a la par es el segundo triunfo español en el Giro 100 (el otro se lo llevó Gorka Izagirre). Fraile tuvo piernas, olfato y remate. No era sencillo, porque en la fuga viajaban certeros cazadores. El segundo clasificado, Rui Costa, fue campeón mundial en 2013 y tiene tres victorias en el Tour. El tercero,

Rolland, ha vencido dos veces en el Tour, una de ellas en Alpe d’Huez. En este nivel no se regala nada. También por eso, el Movistar preparó una emboscada con Amador a Dumoulin, que el equipo de la maglia rosa supo salvar. No sin un desgaste que, quizá, pague en jornadas venideras.

“...SE HA CURTIDO EN

ESTAS BATALLAS, QUE

LE HAN DADO EL FONDO Y EL APRENDIZAJE...”