AS (Catalunya)

El Barça tuvo problemas para colocar las entradas... SIN LA FIEBRE DE OTRAS VECES

La frialdad de la afición culé contrasta con la euforia vitoriana

- SANTI GIMÉNEZ

Sobre la una de la tarde de hoy, Luis Enrique y Gerard Piqué se sentarán en la sala de prensa de la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí para recordar al aficionado barcelonis­ta que mañana sábado su equipo juega una final de Copa ante el Alavés que hasta ahora ha pasado de incógnito entre el barcelonis­mo.

Motivos hay para que el entorno barcelonis­ta se distraiga ya que en esta semana la actualidad judicial ha atropellad­o cruelmente a la deportiva con el ingreso en prisión de Sandro Rosell, pero la frialdad con la que la afición barcelonis­ta se está tomando la cita ante el Alavés se remonta a antes de los problemas judiciales.

Vista la poca ‘trempera’ del barcelonis­ta medio con la final se hace extraño recordar la petición de los dirigentes del Barcelona que querían que la final se disputara en el Santiago Bernabéu para albergar el mayor número de seguidores. A día de hoy, nadie puede asegurar que el Barcelona haya colocado las 13.125 entradas de que dispone. En los últimos años, cada vez que el Barcelona llegaba a una final era habitual la fiebre por conseguir una entrada. Esta vez, no ha sido así y ni siquiera se ha desatado ninguna polémica (de momento) respecto a la exhibición de signos independen­tistas. La normalidad se ha impuesto.

Es cierto que hubo más peticiones para asistir al partido que entradas disponible­s y por eso se realizó un sorteo el pasado 28 de abril. Como las entradas son nominales, el club dio un plazo a los socios afortunado­s con una entrada que no pudieran ir a Madrid para que las pudieran ceder a otro socio, para lo que habilitó los días 2 y 3 de mayo. Hubo muchas reasignaci­ones.

Del 4 al 8 de mayo se estableció el plazo para pagar las entradas y allí el club ya vio que mucha gente se echaba atrás. La fiebre por ir a la final vivió su momento álgido tras la victoria del Barcelona en el Bernabéu, pero luego se fue apagando.

Tanto fue así, que el pasado 15 de mayo, el club anunció en su página web de que quedaban todavía billetes disponible­s para la final de el Calderón (excepto las baratas de 70 euros) y que se vendían directamen­te en las taquillas del Camp Nou. Algo impensable en otras finales.

Por lo visto, ni por esas se colocaron, porque tres días después, el 18 de mayo, el Barcelona hizo una llamada a todos los socios vía SMS anunciando que seguían quedando entradas disponible­s en taquilla. Es de suponer que se habrán colocado todas, pero ni mucho menos, el ambiente y la ilusión de cara a esta final es de lo más ilusionant­e en una afición a la que se le ha hecho la temporada más larga que la condena a un preso y que piensan más en el futuro.

Incógnito

La cita ante el Alavés, atropellad­a por temas judiciales y de futuro

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