AS (Catalunya)

La Duodécima está detrás de un muro

El Madrid busca el título ante el rival mejor blindado: la Juve

- LUIS NIETO LA PREVIA

Juventus o Madrid han estado en 21 finales de Copa de Europa (más de una tercera parte de cuantas se han disputado) y hoy comparten la segunda. Estamos, pues, ante una obra clásica del fútbol europeo, con una coreografí­a que se ha mantenido también a lo largo del tiempo: Italia pone la defensa, España el ataque, Alemania el árbitro, la UEFA el 62º trofeo y France Football el Balón de Oro que hoy se juegan Cristiano y Buffon. Al Madrid le interesa refugiarse en la historia, 11 triunfos sobre 14 finales (ha ganado las cinco últimas que jugó); a la Juventus, que ha perdido seis de ocho, en un presente en el que ofrece grandes registros.

Para Massimilia­no Allegri, entrenador de la Juventus desde 2014, hijo de un trabajador comunista del puerto de Livorno y de una enfermera, fino centrocamp­ista de equipos menores (El Anchoa, le llamaban por su delgadez), “existen dos maneras de ganar un partido: por la ocupación militar del espacio o por la calidad de los intérprete­s”. Se sospecha que en Cardiff tomará la primera ruta. Acostumbra­do hasta que llegó al Milán a las penurias de equipos modestos, por ahí le llevó la vida y ahí sigue. “La Juventus ha ganado tanto por su cultura de trabajo. Los italianos trabajamos mucho nuestros puntos fuertes, las tácticas y la astucia. Somos más inteligent­es que otros”, le gusta decir.

Hace dos años ya estuvo en la final y se vio superado por el Barça. Ahora tiene más conocimien­to y mejores recursos. Hasta aquí ha llegado de atrás hacia adelante, cuadrando el círculo de pasar del 3-5-2 de Conte al 4-2-3-1 sin tocar su BBC (Barzagli ejerce de lateral y Bonucci y Chiellini, recién doctorado en Economía, siguen como centrales). Tras 12 fichajes en verano, casi todas las reconversi­ones le han salido bien: Dani Alves triunfa como extremo; Mandzukic ha pasado de tanque en el centro a vehículo ligero en la izquierda; Khedira funciona, Higuaín ha metido 32 goles y Dybala apunta a gran figura. El resultado es un equipo impermeabl­e, que ha encajado tres goles en 12 partidos en esta Champions y 27 en las 38 jornadas de la Serie A.

Es, definitiva­mente, un conjunto más comedido que el Madrid. Tira cinco veces menos por partido y también recibe tres disparos menos, con posesiones (en torno al 54%) y acierto en el pase (entre el 85% y

el 87%) parecidos. Un equipo fiable, campeón en las últimas seis ediciones de la Serie A y con el triplete por primera vez a tiro en sus 120 años de historia. Pero un equipo que este mismo año ha perdido con los grandes de Italia (Roma, Nápoles, Inter, Milán y Fiorentina).

Al Madrid le agarra el partido en momento de máxima estabilida­d. Zidane se ha reafirmado con la Liga y su segunda final de la Champions; Cristiano repunta reconfigur­ado como nueve y en máximos (ocho goles en sus últimos cuatro partidos de Champions); el equipo llega descansado; Bale ha aliviado un conflicto al casi autodescar­tarse como titular para abrirle paso a Isco, quien tras haber jugado sólo el 27% de los minutos en la competició­n ahora es imprescind­ible en ese 4-4-2, que viste mejor al Madrid que el 4-3-3 al que obliga la BBC. Con el mejor ataque de Europa (64 partidos seguidos marcando), persigue el duodécimo título y la segunda Champions consecutiv­a, dos cimas inexplorad­as. Allegri justifica así la grandeza de la Juve: “En Livorno decimos que es mejor ser envidiado que compadecid­o”. En Madrid, también.

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