Más de mil hinchas reciben a un decepcionado Tenerife
Al unísono grito de “Volveremos” animaron a los suyos
Fue la vuelta a casa más dura de toda la temporada. No fue una derrota cualquiera, sino la peor. Sin dudas. El Tenerife se quedó a las puertas del ascenso en el último partido de la campaña. Lo buscó, pasó una dura eliminatoria con el Cádiz, pero no pudo con el Getafe y las lágrimas le ganaron la partida a los merecidos aplausos de todos por haber luchado siempre. Pese a no lograr el objetivo, la campaña ha sido de destacar.
Justamente por eso, el recibimiento al equipo a su llegada al aeropuerto de Los Rodeos fue como si hubiesen conseguido el objetivo final. Cerca de mil personas se acercaron para recibir y darle ánimos a los suyos en el momento más complicado. “No sé que hubiera pasado si subíamos”, le comentó un miembro de la plantilla a su novia al ver semejante panorama. Fue propio de las grandes citas, pese a que esta vez, el Getafe les dejara sin nada.
Al grito de ‘Volveremos’ la marea blanquiazul intentó levantar el ánimo de sus guerreros. No hubo ningún reproche para nadie. Todos se llevaron una palmadita, un gesto de aliento, un aplauso desde el corazón.
Aitor Sanz no sabía como agradecer tal desborde de pasión, Raúl Cámara seguía tremendamente afectado, Amath llevaba una mirada fija, pero sin dirección, Gaku, impasible como siempre, arrastraba los bultos de utillería y José Luis Martí, al igual que muchos, no pudo ocultar sus lágrimas de la emoción.
“Dicen que el tiempo lo cura todo, pero esta cicatriz tardará. Estamos orgullosos. Ahora toca cambiar el chip”, reconoció Germán. “Nos levantaremos más fuertes. Psicológicamente es muy duro y merecemos un tiempo para estar mejor”, admitió Dani Hernández. “Estamos jodidos, pero creo que el fútbol siempre da una segunda oportunidad”, resumió Tayron.
A pesar de la tristeza, la cabeza debe estar muy alta. En la Isla les recibieron como héroes porque, aunque sea un deporte muy resultadista, son los campeones morales. Lo positivo es que se ha vuelto a reactivar el tinerfeñismo. Lo de ayer, es una prueba de ello.