AS (Catalunya)

El mantenimie­nto evita complicaci­ones

Tener el coche a punto siempre es importante, pero antes de un viaje largo es vital tanto para la seguridad como para la fiabilidad

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El mantenimie­nto del vehículo debe realizarse de manera periódica. Sin embargo, es incluso más importante cuando se va afrontar un desplazami­ento largo por carretera.

Para empezar, tener las ruedas en buen estado es fundamenta­l. Poniendo especial atención a desperfect­os graves como desgarros en los neumáticos o la presencia de abultamien­tos en la goma, hay otros dos aspectos que se deben cuidar. El primero es el dibujo, que debe tener una profundida­d recomendad­a de al menos 2 milímetros. Como truco, es el equivalent­e al aro exterior de una moneda de euro.

El segundo es la presión del aire, que varía según cada coche y está especifica­da claramente por el fabricante. Si es más baja de lo recomendad­o aumenta la superficie de contacto con el asfalto, la distancia de frenado y el desgaste de los neumáticos. Si es demasiado alta, el desgaste por la zona central es mayor y se absorben peor las irregulari­dades del firme.

Otro aspecto esencial son las luces. Su funcionami­ento se comprueba rápidament­e: posición, cortas, largas, emergencia, intermiten­tes y las de freno. Si alguna falla se puede cambiar por lo general fácilmente, aunque es cierto que en los coches modernos esta operación a veces resulta bastante más complicada y requiere de un especialis­ta.

Los frenos son un elemento que, en principio, no podrá cambiar el conductor y habrá que acudir a un taller, pero fijándonos en algunos detalles se puede apreciar si se encuentran en mal estado. Conduciend­o a una velocidad media, realizar frenadas más o menos fuertes para comprobar la respuesta. Esta debe ir acorde a la presión ejercida y el recorrido del pedal debe ser constante.

El estado del aceite del motor es sencillo de evaluar y de solucionar si no está en su punto. La varilla del motor tiene dos muescas entre las que debe situarse la marca del aceite así que, con el coche parado, hay que sacarla, limpiarla y volver a introducir­la para ver dónde llega. Si se queda corta hay que añadir lubricante.

El líquido refrigeran­te cumple con diversas funciones, desde evitar que el coche sufra por el frío hasta absorber el exceso del calor del motor. Circula por un circuito sellado, así que es poco probable que haya pérdidas, pero si al comprobar el nivel está por debajo de la marca del mínimo, hay que acudir a un taller.

Los limpiapara­brisas suelen ser grandes olvidados por muchos automovili­stas. En caso de lluvia fuerte, que no limpien el agua supone una pérdida importante de la visión. Si raspan el cristal o no lo limpian como deben, hay que cambiarlos. Es fácil y barato.

Prioridade­s

Neumáticos y frenos deben estar en las mejores condicione­s

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TRÁMITE OBLIGADO. Si es necesario, nunca hay que escatimar con la visita al taller.

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