AS (Catalunya)

En el nombre del padre

‘Shock’ por la muerte de Casanova, artífice de la cantera moderna del Espanyol ● Desde Tamudo y la Intertoto a la Generación Chen

- IVÁN MOLERO

ESi el Espanyol tiene hoy en el fútbol base al mayor y más sostenido de sus orgullos es gracias, en gran medida, a Josep Manel Casanova, que el domingo falleció a la edad de 66 años, víctima de un infarto mientras seguía un partido de fútbol. El padre de la cantera del Espanyol, como se le conocía popularmen­te pese a que en los últimos tiempos dirigió la Academia del Málaga, trabajó 35 años en el club perico, que ahora llora su inesperada desaparici­ón por la tremenda huella que dejó.

Casanova fue el descubrido­r de Raúl Tamudo, al que persiguió durante un año entero hasta que consiguió ficharlo para el Espanyol pese a que el Barcelona también lo merodeaba. Pero también fue, junto a Paco Flores, el artífice de la Quinta de la Intertoto, con el propio Tamudo, Capdevila, Morales, De Lucas… Y el arquitecto de la que durante años fue la fábrica de centrales, prácticame­nte del fútbol español: entre muchos otros, Soldevilla, Lopo, Torrejón o el añorado Dani Jarque. No es para menos, pues más de 160 de los jóvenes jugadores que pasaron por sus manos acabaron alcanzando la categoría de profesiona­les. Cosas del destino, el primer canterano al que fichó fue Fran Navarro, que ahora es precisamen­te el coordinado­r del fútbol base perico, junto a Álex García, en la Ciudad Deportiva, que él contribuyó a levantar.

Siendo selecciona­dor español, a pocos meses de conquistar la Copa del Mundo de 2010, Vicente del Bosque dijo de él: “Estamos encantados con el Espanyol. Lleva muchos años trabajando bien el fútbol base. José Manuel Casanova hizo un gran trabajo y aportaron muchos futbolista­s a las categorías inferiores”.

Casanova también fue futbolista profesiona­l, y militó en el Espanyol entre 1975 y 1979, antes de presidir la Agrupación de Veteranos con solo 28 años y de ingresar en el club en 1984 para formar parte del organigram­a del fútbol base. Suya es y seguirá siendo la puerta 75 de Cornellà-El Prat. Y también fue entrenador. En categorías inferiores o en hasta seis veces, como segundo técnico del primer equipo, la última en 2002 junto a Ramon Moya.

Pero el legado de Casanova permanecer­á en el Espanyol. Él mismo hablaba con AS, hace solo unos meses, de algunos integrante­s de la flamante Generación Chen: “Me acuerdo de Aarón, que pertenecía a una generación con buenos jugadores, como Álex López. Y de Marc Roca. El chico vivía en la Granada del Penedès y recuerdo gestionar con su madre un taxi para que viniera a entrenarse. Era el único de esa zona y nos salía bastante caro, pero lo tuvimos que hacer”, rememoraba, como anécdotas de jugadores que pasaron por sus manos.

Hoy se oficiará el funeral por su memoria, a las 16:00 horas en el Tanatorio de la Ronda de Dalt de Barcelona. DEP.

Espanyol Allí jugó, entrenó, presidió a los veteranos y dirigió el fútbol base

Su legado Aarón, Marc Roca o Melendo entraron al club bajo su cobijo

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