Todo igual un año después
El destino suele ser caprichoso. Un sorteo liguero que nos deparó un estreno complicado en el Sánchez Pizjuán, como en la anterior temporada, con el latente recuerdo de aquel resultado tenístico de 6-4 que fue el acicate definitivo para reforzar un plantel que cojeaba por diversos lados, hasta el punto que nada tuvo que ver el equipo que empezó la temporada con el que el un mes después se asentaba. A día de hoy, prácticamente 365 días después, la historia parece repetirse irremediablemente, para desesperación de la parroquia perica y de Quique Sánchez Flores, quien públicamente dejó caer un mensaje claro solicitando refuerzos urgentes en una zaga corta de efectivos y que encima, para colmo de males, pues estos nunca llegan solos, azotada por problemas físicos.
Resulta preocupante, ahora que la situación económica se halla controlada, ver cómo la inversión en fichajes no acaba de llegar. En primer lugar nos encontrábamos con el affaire Caicedo, cuya permanencia impedía por razones de fair play financiero abordar nuevas incorporaciones. En segundo término, una semana después de la marcha del delantero ecuatoriano, nos encontramos sin que lleguen los anhelados refuerzos que den el salto cualitativo y de profundidad decisivos que necesita la entidad. Una situación desconcertante. En definitiva, todos creímos que habíamos aprendido de la experiencia de la pasada campaña y de dejar los deberes para última hora pero resulta ser que no es así, que un año después y tras una pretemporada brillante en marcadores volvamos a empezar con el pie cambiado.