La fuerza del bloque de Machín
Queremos la zurda de Granell” coreaban los jugadores del Girona desde el balcón del Ayuntamiento durante los festejos del ascenso. Y el pasado sábado Granell enseñó a todo el planeta futbol el porqué del cántico. Un centro medido de este garrotxí desconocido para el gran público fue el preludio del primer tanto del Girona en la máxima categoría. No solo dio ese pase magistral, dio toda una lección sobre cómo hay que afrontar los retos y cómo los jugadores se hacen a las categorías. Escojo a Granell como podría haber escogido a Pere Pons, que también se estrenó como si hubiera jugado ante Saúl, Koke o Gabi toda la vida. O a Aday, que no hace tanto jugaba en Segunda B (como los otros citados) y amargó la tarde a todo un internacional como Juanfran.
Con la plantilla actual del Girona, Granell no salía en ninguno de los 11 tipo que se hacen a priori. Y tampoco nadie osaba afirmar que el equipo de Machín podría jugar en Primera con la misma solvencia que ha manejado la Segunda. Incluso Machín, cuando le preguntábamos, decía que ésa era la duda. Yo creo que él no tenía ninguna. Para intentar derrotar a todo un finalista de Champions alineó a siete jugadores de su once tipo a pesar de que tuvieran ninguna o muy poca experiencia en la máxima categoría. Y si no llega a ser por Oblak, le sale. La fuerza del bloque, lo llaman.