“No estar en octavos sería una catástrofe nuclear” Scariolo
Estar con Pau me da seguridad siempre, es alguien que sabes que te va a responder”
Ha ganado los tres Eurobasket que ha dirigido con la Selección. Atendió a AS en el Grand Hotel Italia de Cluj.
➥ En 2008, con la FEB ya detrás de usted, dijo en este periódico: “Ser seleccionador es una ilusión legítima, el resto de entrenadores me tratan como español”. Nueve años después, ¿cuánto más de español es?
—A nivel profesional, diría que todo. Cuesta pensar que uno no pueda sentirse de dos familias, de dos ambientes, de dos países. Yo me siento así. No he olvidado y me siento italiano por un lado. Pero a la vez no concebiría mi vida sin España. Soy integrador.
—Tres Eurobasket como seleccionador, tres oros. ¿Está preparado para perder?
—Si no estás preparado para perder, es que eres un arrogante, un prepotente y alguien que está fuera de la realidad. La línea entre ganar y perder es muy, muy delgada.
—-Usted tuvo su primer contacto con España en 1986 para ver un Mundobasket. Si entonces le dicen que puede colocarse como segundo seleccionador con más oros de la historia de la competición sólo por detrás del mítico Gomelski, ¿qué habría pensado? —Tenía 25 años y había tomado la decisión de dejar a un lado mis estudios de Derecho y ser entrenador. Pero ni en el más dorado de mis sueños podía imaginar esto. Entonces era un chaval que se hizo una semana de vacaciones en Torremolinos, vio una semana de Mundial y, de paso, disfrutó de la Costa de Sol. Fue mi primer contacto con la que iba a ser mi casa. Fue bonito porque estuve cerca de Mike Fratello, un entrenador de la NBA en activo. Me abrió los ojos y las puertas de ese mundo.
—¿Queda algo de ese Scariolo?
—El amor por el juego. A veces me sorprendo a mí mismo cuando veo a compañeros y a personas de otras profesiones que, después de muchos años, tienen el piloto automático puesto. Me gusta pensar que en eso no he cambiado nada. —De la semifinal de Lille, la de los 40 puntos de Pau Gasol, se dijo que la gente celebró canastas como goles. Llegaron a la afición en términos futboleros. ¿Qué supuso? —Cuando estás metido en la competición, estás tan centrado en hacer tu trabajo que sinceramente estás muy ajeno. El eco nos llegó más tarde, cuando volvimos. Sí tuvimos percepción con los datos de audiencia, que explotaron. Pensábamos de hecho que estaban equivocados… Es bueno que en el centro estén los jugadores. Yo me he mantenido con mucho gusto al margen.
—¿Y el ego?
—Con 30 años, tu ego necesita estas cosas para alimentarse. Pero cuanto antes las llenes, mejor vives. Todo es ficticio.
—Ahora que la tendencia del baloncesto es alejarse del aro, ¿cómo va a compatibilizar el juego de los Gasol?
—Sí, en cierto modo es contra natura. Intento ser pragmático. —¿Resumido?
—La polivalencia, la versatilidad, la capacidad de pasar la pelota y la de tirar de ambos hace más fácil la labor en el ataque que en la defensa. —Si tuviera que poner un verbo, el que quiera, para completar la frase, qué diría: “Pau y Marc se...”.
—Sin tener mucha fantasía, diría que se complementan con matices. Hay fases del juego en la que se complementan divinamente y otras en las que se necesita más trabajo. —Con Pau en la Selección usted jamás ha perdido un cruce que no haya sido con Estados Unidos. ¿Le da seguridad? —A mí estar con Pau me da seguridad siempre. Tengo la sensación de estar con una persona muy capaz de responder en la dificultad.
—¿Se visualiza ganando en Estambul?
—El grupo es diferente. Tiene que pasar una catástrofe nuclear para que no nos clasifiquemos para octavos. Pero hay que soñar poco y hacer mucho. Quiero que el equilibrio entre la confianza e ir un poco de sobrado siempre esté ahí. No podemos perder los valores. —¿Cuánto se notará Llull? —Estas cosas son de sentimientos, no de números. Es un vacío que queda. A nivel operativo nos hemos tenido que olvidar. Cuando le escuché gritar, todos empezamos a pensar: “co... (sic), hay que empezar a decidir qué hay que hacer”.