AS (Catalunya)

El Barça se estrella en la última curva del mercado

El Liverpool no cogió el teléfono y el PSG se volvió a reir del club

- SANTI GIMÉNEZ

El peor escenario posible para el final del mercado en clave blaugrana se escenificó anoche en uno de los fracasos de gestión más denigrante­s que se recuerdan en la entidad blaugrana. El Liverpool siguió sin coger el teléfono por Coutinho y el PSG negó a Di María sobre la bocina.

Ni Coutinho ni Di María ni nada. El Barça de Bartomeu luchó hasta el último minuto para reforzar su plantilla y acabó pegándose uno de los trastazos más memorables de la historia de la gestión deportiva del club. La impotencia es una experienci­a nueva para una entidad que hasta hace muy poco elegía, pagaba (carísimo) y luego se iba con la prenda puesta. El cuento ha cambiado. El correctivo moral que ha recibido el Barça es una cura de humildad.

El PSG, equipo que le robó a principio de mes a Neymar, le negó a Bartomeu el traspaso de un desecho de tienta como Di María (jugador que no necesitan para nada) sobre el límite del cronómetro mientras el Liverpool ni cogía el teléfono a los ejecutivos blaugrana. El Barça, un club que hace dos días era el depredador máximo del mercado, ha dado grima. Su actuación marca un antes y un después en una entidad que hace una semana prometía “uno o dos fichajes”.

La capacidad del Barcelona para dinamitar cualquier ilusión en un verano que puede pasar a la antología del horror negociador es antológica. La gran paradoja que resume un mes de ineptitud se explica en un hilo argumental en el que curiosamen­te no participa ni Coutinho, el penúltimo objeto de deseo del Barça, sino que tiene como protagonis­ta principal al París Saint-Germain. Un conjunto que le ha devuelto al Barça la goleada de la remontada.

Di María. El Barça le dio una tunda al PSG en el campo que se le ha devuelto multiplica­da en un verano despiadado.

Empezó el mercado con el Barça arrogante apostando por Verratti. Pero el jeque llamó al orden y se acabó la broma. Fuera el representa­nte y perdón público del centrocamp­ista. Era la previa al gran golpe. El PSG pagó la cláusula de Neymar, el Barça se enfadó en vez de negociar. Denunció al PSG, al tiempo que Messi pidió a Di María. En un acto de crueldad suprema, mientras el Liverpool seguía sin coger el teléfono, diez minutos ante de que cerrara el mercado, el PSG se daba el último gustazo. Humillaba al Barça negando la última oferta por un jugador que no les sirve. El Barça completa a lo grande un verano vergonzoso.

Cantado El Liverpool fue el único coherente en esta historia: No negoció

Venganza El PSG se permitió vacilar al Barça por Di María hasta el final

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NO COMPARECER­Á. Bartomeu, desde que dijo que Messi había renovado, no se prodigante la prensa.
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