AS (Catalunya)

Toda la presión es para Hernández Hernández

- POR ITURRALDE

■ Se lleva hablando de los árbitros todo el verano y ya en la tercera jornada tenemos que desayunar con las declaracio­nes de Florentino en El Larguero, bastante duras y que sugieren algunos comentario­s. Hacia él como emisor y especialme­nte dirigidos al presidente de los árbitros, que ni dice mu ni se espera que lo diga. Por no hablar de la presión que ahora tiene Hernández Hernández. Dice Florentino que el estamento arbitral tiene que mejorar, que hay árbitros a los que los partidos importante­s les quedan grandes. Buena perogrulla­da. ¿Acaso hay en la vida algo que no sea susceptibl­e de mejora? Lo suyo es aportar y no derruir. Por eso las críticas constructi­vas se hacen de puertas para adentro, proponiend­o esas abstractas mejoras y no menoscaban­do a través de la presión mediática, porque lo único que se puede conseguir poniendo el foco en el árbitro antes del esperado encuentro es que posiblemen­te le salga peor. Le invito a que si tiene algo que aportar lo haga en la Federación y que si el oscurantis­mo le preocupa, se ocupe de informarse de las sanciones que reciben los árbitros cuando cometen errores técnicos, o que cada año bajan de categoría los dos peores.

Por otra parte, es que no estamos contentos con nada. Cuando pitaban Clos o Undiano con un par de cientos de partidos a las espaldas, se decía que ya estaban pasados y resabiados. Malo. Y cuando pita un pipiolo, malo también. ¿De dónde van a extraer la experienci­a los árbitros jóvenes? ¿No fue un árbitro joven el que pitó la victoria del partido más relevante del año pasado en Málaga? Los argumentos de altura sólo me parecen válidos cuando los aplicamos a todos por igual. Por ejemplo, si hablamos de estar a la altura cuando unos jugadores profesiona­les pierden 2-6 en casa y 5-0 fuera, como ha pasado alguna vez. Aquí no cuestionam­os su nivel, decimos que ha sido un mal día. Curioso, parece que los árbitros no podemos tener un mal día, y sólo se nos cuestiona la calidad.

Lo que realmente me toca un pie es que el presidente de los árbitros no se pronuncie. No sé, igual ha llegado ya el momento de cambiar la política del avestruz enterrando el cuello hasta el sobaco, cuando el ruido hacia nuestro colectivo es constante, enfangando el ambiente todo el tiempo. Puede que sea arriesgado que los colegiados se pronuncien por exponerse a lo mediático y haya un posible rebote en la concentrac­ión, eso habría que analizarlo, pero el señor a quien pagan por presidirlo­s, representa­rlos, liberarlos, protegerlo­s... ¿Qué hace? ¿Por qué no defiende al colectivo? Con gusto lo haría yo, y de hecho ya lo hago, extraofici­almente y llevándome algún quebradero de cabeza. Es increíble la desprotecc­ión que sufre el árbitro desde el primer escalón institucio­nal, y es más escandalos­o el silencio de aquél que las palabras del otro. O por qué cuando a uno le interesa hablar, al otro le interesa no abrir la boca. Da qué pensar...

El silencio Me toca un pie que el presidente de los árbitros no se pronuncie

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Expulsó a Ramos en el día del 2-3.
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