AS (Catalunya)

Alcántara y Saprissa, grandes olvidados de Barça y Espanyol

La Guerra Civil enterró el recuerdo del máximo goleador de la historia azulgrana hasta Messi y del presidente de honor perico y su mayor icono

-

Alcántara Médico, hizo 369 goles, ganó cinco Copas y destacó en el ping-pong

Saprissa Defensa “noble”, dejó huella y ganó títulos en hockey y tenis

Hace ya casi un siglo que el derbi enciende Barcelona. Hay héroes enterrados por la erosión de la Guerra Civil y del paso del tiempo, aunque su legado perdurará en los libros de historia. Las figuras de Alcántara y Saprissa, dos jugadores clave, merecen un reconocimi­ento mayor.

Ricardo Saprissa, jugador “noble” según las crónicas de la época, le propinó una dura entrada a Paulino Alcántara. Era el 24 de noviembre de 1924. El campo de Les Corts estaban a reventar y la ciudad hervía a la espera del desenlace de un partido que podía resolver buena parte del Campeonato de Cataluña. La trifulca entre estos dos jugadores dio paso a una batalla todavía mayor que acabó con el derbi suspendido y con una lluvia de monedas cayendo al césped. El partido se reanudó el 15 de enero de 1925. Ganó el Espanyol 0-1 a puerta cerrada. Saprissa no participó, compungido por su entrada a Alcántara.

El famoso derbi de la calderilla une a dos héroes de Barcelona y Espanyol, cuya magnanimid­ad fue enterrada durante un largo tiempo por la Guerra Civil, que empolvó los álbumes de la historia del fútbol. En épocas amateurs y de los famosos sportsmen, estos dos portentoso­s atletas contribuye­ron a hacer más grande la corona de ambas entidades y su huella merece un lugar más visible en la historia.

Tanto Alcántara como Saprissa emigraron a Barcelona de países de escasa tradición futbolísti­cas. Si el azulgrana (1896-1964) nació en Filipinas, el perico lo hizo en El Salvador (1901-1990), pero es costarrice­nse de adopción, donde empezó a familiariz­arse con el deporte de bien pequeño.

En 1912, con apenas 15 años, Alcántara ya se arrancó a marcar goles. Conocido como el romperedes desde que en un partido uno de sus lanzamient­os perforó la red, anotó 369 goles (según los datos oficiales del Barcelona) hasta su retirada en 1927. En esos 15 años, el delantero, dotado de un potente salto de cabeza, logró cinco Copas del Rey. Únicamente permaneció una temporada lejos del club azulgrana (1916-17), cuando decidió irse a Filipinas algo más de un año. Estudió Medicina, disciplina que ejerció, y fue internacio­nal del ping-pong con su país. El Barça le brindó dos homenajes, jugó en la Selección y participó en la Guerra Civil del bando franquista.

Deportista total. Menos goleador, porque jugaba de defensa, pero más polifacéti­ca fue la vida en Barcelona del ingeniero Saprissa. En Costa Rica llegó a ser campeón del torneo centroamer­icano de tenis con 19 años, se le vio practicar boxeo y caza. En

1922 llegó al Espanyol, club donde permaneció una década, hasta que fue nombrado presidente de honor por su liderazgo, logros y fama en la ciudad. Hasta 1924, Saprissa no se dedicó en cuerpo y alma al fútbol. Lo compaginó con el hockey hierba y el tenis, primero en las filas del Pompeya, luego en las del RC Polo. Logró ser campeón de España en ambos, representó al país en la Copa Davis y fue olímpico en los Juegos de París, en 1924.

Pero el fútbol le dio las mejores alegrías. En 1928 ganó el Campeonato de Cataluña y en 1929 la Copa del Rey. Su homenaje en 1931 duró un fin de semana y viajó el Real Madrid de su amigo Ricardo Zamora a disputar el partido. Incluso el defensa se vestía con la indumentar­ia del portero y le decía que él era mejor. En Costa Rica fundó un club (Deportivo Saprissa) y es una celebridad.

El récord de Messi rescató el recuerdo de Alcántara. Y, recienteme­nte, el Espanyol recuperó la presidenci­a de honor de Saprissa. Dos nobles gigantes del fútbol y de los derbis.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain