El derbi de la (auto) determinación
Llega el derbi más madrugador y, en consecuencia, el más imprevisible de los últimos tiempos. Contribuyen a esa incertidumbre, naturalmente, las dudas del
Barcelona, quejoso del ‘fair play’ financiero pese a haber contribuido con Paulinho y
Dembélé (además de intentarlo con el experico Coutinho) a henchir la burbuja del fútbol hasta límites indecorosos. Incluso en el Camp Nou, todo es efímero. “Se queda” o “se va”. También acostumbró a serlo en el Espanyol, a años luz de esa macroeconomía, pero con atractivo suficiente para que quienes se fueron (en su mayoría, para saldar deudas o no aumentarlas) ahora quieran volver y quedarse. La cantera. Pocas veces llegará la plantilla blanquiazul a un derbi con mayor determinación. La de cada uno de sus componentes. La auto-determinación perica.
Desde Pau, que se reencuentra con el Camp Nou tras aquel belicoso 5-0 en que paradójicamente el Espanyol se salvó, los estímulos individuales son interminables.
Diego vuelve de una lesión que le propició Suárez. David, que ya marcó el curso pasado.
Aarón, quien como Navarro y Roca (éste, además, con el plus de estrenar el ‘21’) tienen aún muy recientes los derbis de cantera. Igual que Darder, que los
guarda en la retina como espera hacer con el debut soñado. Algo similar sucede con Dídac. Y Gerard, que con 15 años festejaba como aficionado el ‘Tamudazo’ del equipo de Valverde. Por
no hablar de Víctor Sánchez y Sergio García, cuya convicción es igual o más firme porque no nacieron pericos, sino que eligieron convertirse. El derbi se queda o se va, pero difícilmente puede haber más auto-determinación que la de este Espanyol.