AS (Catalunya)

Un rebelde de uniforme

- DESDE LA GRADA ALBERTO MARTÍNEZ

Y van 19. Otro derbi que el Espanyol deberá lanzar a la papelera. Ni las dudas del Barcelona en las gradas y los despachos, ni la experienci­a del conjunto de Quique... El Espanyol tuvo tres oportunida­des y no las anotó, y el Barça se ayudó de un 1-0 en fuera de juego y de otro Messi estelar (con 21 goles ya es el máximo goleador en los derbis) para sentenciar un partido desapasion­ado, que evidenció que el equipo perico no está preparado para descamisar­se en los grandes escenarios.

Entregados. El último gol del Barça simbolizó lo que fue el partido, la falta de convencimi­ento de los de Quique. Nadie pudo hincarle el diente a esa jugada, hilvanada de principio a fin, con los jugadores pericos desvencija­dos. El rebelde de Barcelona jugó con el uniforme, no fue el agitador sino el que nunca rompe un plato. Un invitado a la fiesta de un Barcelona que cura en el césped sus males en los despachos.

El bar y el VAR. Preparó el Espanyol con ahínco el encuentro, estudiando cómo era la mejor forma de desactivar a tan gigantesco rival, pero no estaba en sus planes que un error del asistente provocará el 1-0. Contra este tipo de situacione­s poco puede hacer la pizarra. Y los que sí pueden son los organismos federativo­s, que siguen empecinado­s en no ayudarse de la tecnología, pensando más en alimentar las tertulias de bar que en el VAR. Cuestión de prioridade­s. En este caso, amateurs.

Grada, cero. También poco profesiona­les, comentario­s de bar chungo, fueron algunos insultos que se escucharon en el Camp Nou en contra del Espanyol. “Periquitos bastardos” u “Odio al Espanyol” fueron los más frecuentes, y también se acordaron de las familias de Pau y Sergio García. Cánticos que también ocurren en Cornellà-El Prat, y que son igual de detestable­s, aunque en esa ocasión los altavoces mediáticos funcionan a todo trapo.

Debuts sintomátic­os. Lejos de la grada, en el césped hubo dos estrenos: Hermoso y Darder, ambos sintomátic­os. Naldo (petición de Quique y único jugador por el que se invirtió) duró dos partidos, y Hermoso se estrenó en Primera de forma aceptable. El central sigue siendo el talón de Aquiles de los de Quique, como hace un año hasta el asentamien­to de Diego Reyes. Con apenas cinco entrenamie­ntos, Darder ya pasó por delante de Jurado o Granero. Lo suyo si fue meteórico.

Solo un plan. Comentó esta semana Piatti en AS que al Camp Nou no se podía ir con solo un plan. Lo cierto es que el Espanyol no tuvo demasiadas variantes. Jugó igual con 0-0 que con 3-0, aunque pisase más el área en la segunda parte ante un Barcelona menos dominador. La presión blanquiazu­l tampoco cortaba el juego azulgrana, mucho más aseado con Valverde que con Luis Enrique, poco agresivo el equipo perico, alejado de otros derbis de antaño, mientras solo Diop alteró con algunas faltas la marcha azulgrana.

Paz y amor. En tiempos de zozobra en Cataluña, con el referéndum ilegal convocado para el 1 de octubre, Barcelona vivió anoche uno de los derbis más descafeina­dos, sin fricciones y escasa resistenci­a de un Espanyol condenado a su suerte y a un plan que duró 26 minutos. Con el VAR se pudo alargar, pero es difícil que el perico se hubiera escapaso de la incomodida­d en el bar. Un 5-0 es una torta.

El último gol del Barça simbolizó lo que fue el partido, la falta de convencimi­ento de los de Quique. El rebelde de Barcelona no fue el agitador sino el que no rompe un plato.

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