Inventario de otro derbi sin derbi
En el Camp Nou no basta con salir pulcros, aseaditos y guardando la parcela. Hay que poner algo mas de pierna y de entrepierna. Ello no garantiza ni mucho menos que se evite la goleada, pero si salvar la cara, aunque esto no sea más que una tirita para suturar el corazón —o el culo— de los fieles. Dijo Quique que quería un derbi a la altura del sentimiento de la afición, pero una vez más, y ya van unas cuantas, no fue así. Fue otro derbi sin derbi. El derbi es otra cosa, o al menos alguna vez lo fue. Aunque te toque recoger la pelota varias veces del fondo de la red, aunque te persiga durante la semana siguiente una estela de improperios, hay que tener mas personalidad. La palmatoria, como el desfalco arbitral, están asegurados. Al Camp Nou va uno robado de casa. Sabes que sales al césped perdiendo 1-0 como mínimo y que esa será la antesala de algunos más. En tu mano solo está una cosa: la imagen que muestras al caer. E incluso, a veces, algunas pocas veces, ese ha sido el camino para la victoria. Solo hay algo peor que te roben en el derbi, y es que te lo robes tu mismo por no competir.
El derbi ya es pasado, y mejor no entretenernos demasiado en la muy perica autoflagelación que solemos hacer postderbi. Urgen otros temas, como recomponer la defensa, la mejor línea del año pasado y ahora parcheada de dudas. Tenemos por delante una semana larga para preparar el partido contra el Celta, un equipo de los llamados “de nuestra liga”. Y sobre todo, hemos de encontrarnos a nosotros mismos. Es más urgente este último punto de lo que parece.