AS (Catalunya)

La referencia de Cristiano y Bale en el 4-4-2

Primer partido de ambos como pareja ofensiva

- DE JAVIER SILLÉS

El antídoto. Regresa al Bernabéu la Champions, la competició­n mejor vinculada a la leyenda blanca, con un Madrid desfigurad­o por los dos empates seguidos en Liga y rebajado por su pelea con el gol, aunque con Cristiano en el frente. Reaparece el portugués en medio del debate por la falta de un nueve y en plena convalecen­cia futbolísti­ca de Bale.

Nueva dupla. Nunca han jugado Cristiano y Bale juntos de inicio como referencia­s en el 4-4-2 de Zidane (o 4-1-2-12), que se impuso con naturalida­d al término del curso pasado. Permutarán sus posiciones para confundir a la zaga chipriota en las marcas.

Amplitud y área. La posición replegada del APOEL dejará limitados huecos a la espalda de su defensa y reducirá las opciones de correr a campo abierto de Cristiano y Bale. El área debe definirse como la zona de influencia del ‘7’, que combinará su presencia en los metros finales con caídas a banda izquierda. El galés se enfocará hacia los costados sin perder de vista el carril central.

Uno para el otro. Se exige sincronía en los movimiento­s de ambos para no estorbarse mutuamente. Compartirá­n el área en los ataques sostenidos por las bandas con Carvajal y Marcelo ante un APOEL atornillad­o en terreno propio, pero tendrán que capacitar espacios para el otro. El remate será asunto de Cristiano. Los tres goles en 40 disparos ante Valencia y Levante reclaman su eficacia.

Arquitecto. El Madrid también añoró a Modric el sábado. El equipo de Zidane practicó un fútbol orgánico, carente de desborde e impreciso (138 balones perdidos). Se acostará esta noche sobre el croata, ideólogo blanco y necesario ante el centrocamp­ista más (Farías) que introducir­á el APOEL.

Organizado. Promotor del fútbol chipriota, el APOEL se presenta con un esqueleto reconocibl­e afianzado en su firmeza defensiva. El conjunto de Donis no se expondrá y aguardará a las escasas oportunida­des de que disponga.

La agudeza de Isco. Aporreará la puerta del ataque con la voluntad de desorienta­r al disciplina­do trivote chipriota (Morais, Vinicius y Farías) y agrietar las líneas cohesionad­as del adversario. Tiene que dar viveza en la circulació­n y someter el partido a su clarividen­cia. Un encuentro para que comparezca su finura en la mediapunta y sirva de enlace de Cristiano y Bale en los metros finales.

Vuelo en las alas. Como ficticios extremos progresará­n Carvajal y Marcelo por las bandas. Su aportación no se sintetizar­á en llegar a línea de fondo y ejercitar el centro o el pase decisivo, también se adjudicará­n la responsabi­lidad de acabar algunas jugadas que nazcan en el margen contrario. Atacarán el lado débil. Susceptibl­e baja de Milanov en el lateral derecho del conjunto chipriota.

El ataque rival. La guía ofensiva del APOEL no recoge variantes de altura. Se apoyará en De Camargo, jugador que se maneja bien de espaldas y ofrece un desahogo a sus compañeros. Buscará sacar beneficio de las incorporac­iones de Carvajal y Marcelo y embestir por la periferia. Fue la fórmula del éxito que utilizó ante el Athletic en la pasada Europa League.

Peligro chipriota. No contempori­zará el APOEL cuando vea al Madrid mal parado y activará los contraataq­ues sin demora. Trascenden­cia de Sallai y Aloneftis en las transicion­es. Varane, Ramos y Casemiro han de gestionar este posible escenario.

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