La teoría de la evolución
Quique dio un paso más, al ensamblar velocidad y asociación
Así como el agónico 0-2 de la pasada temporada marcó un punto de inflexión sobre la solidez defensiva, el 2-1 del lunes ante el Celta debió de representar un punto de partida hacia el Espanyol 2.0 de Quique Sánchez Flores. El conjunto perico resultó tan vertiginoso y asfixiante como en sus mejores partidos del curso anterior, pero a la vez halló la pausa para combinar con criterio. Un paso adelante.
El técnico solo varió una pieza respecto al 5-0 del Camp Nou, la entrada de José Manuel Jurado por Pape Diop, pero en realidad cambió la fisonomía del equipo. Situó al gaditano de segunda punta, haciendo de Gerard Moreno, y éste a su vez como referencia arriba. Devolvió a Pablo Piatti a la izquierda y alineó a Sergi Darder en el mediocentro, mientras que Leo Baptistao se volcó a la derecha. Un 4-4-2 (o 4-4-11) habitual que, sin embargo, aunaba el juego de contraataque que caracteriza al Espanyol de Quique con una asociación poco vista, fruto de una columna vertebral formada por David López, Darder, Jurado y Gerard.
El planteamiento también permitía combinar el juego por dentro y fuera. Y siguió siendo igual de exigente sin balón, con una presión alta que asfixió al Celta (en ocasiones, un 4-3-3 que les impidió salir con el balón jugado) y que permitió amortizar ese sello de Quique: robo, pocos toques y disparo.
Solo el físico apartó al Espanyol de esa idea los 90 minutos. Habrá que ver si la evolución se mantiene, o si es solo circunstancial a los rivales.
Repertorio Darder, Jurado y Gerard, por dentro; Piatti y Baptistao, por fuera