La falta de pegada equivoca a Zidane
La sustitución de Modric provocó el caos y desordenó al Madrid
Se repite la escena. Un Betis de luces dejó en la cuneta a un Madrid en el que ya ni Cristiano normaliza su relación con el gol. Resulta un problema crónico. Adán y el desatino le desviaron del triunfo (27 remates).
Nadie al rescate. Al Madrid le superó la ansiedad y abusó de los centros (46). Empujó sin una idea clara de cómo averiar a un Betis ordenado y lo fió todo a un asedio que olvidó el desborde individual (sólo seis regates).
■ Descontrol final. Zidane quiso agitar el partido desde la acumulación de hombres en ataque, pero sin timón alguno. Acabó con una defensa de tres rota por momentos.
■ En el debe de Ramos. El central madridista replegó hacia el área en la jugada del gol del Betis. No estuvo fino. Rompió el fuera de juego y no marcó al delantero bético.
Cambio discutido. No se entendió la decisión de Zidane de sentar a Modric. Perdió su aportación en las proximidades del área rival y el control de la medular. Setién se percató del boquete y buscó la victoria con Joaquín.
Fiel a sí mismo. El Betis mereció su conquista al no renunciar la doctrina fijada por Setién. Ningún componente bético se inhibió del balón, con criterio y propulsión ofensiva. Sanabria premió su valentía y deprimió al Madrid.