AS (Catalunya)

Un diseño capaz de conquistar corazones

El Toyota C- HR se ha convertido en un fenómeno de ventas gracias a la combinació­n de una estética rompedora con todas las ventajas de la tecnología híbrida de la marca

- RAÚL ROMOJARO

La evidencia de que los coches entran por los ojos es tan consistent­e que ni los más sesudos expertos en automoción se atreven a cuestionar­la. Un diseño acertado es la mejor tarjeta de presentaci­ón para cualquier modelo y el C- HR de Toyota es un magnífico ejemplo.

Se trata de una suerte de SUV compacto con un envoltorio realmente espectacul­ar: atrevido, musculoso, deportivo y original. Es así como ha conquistad­o a muchos automovili­stas, al amparo también del fenómeno de los todocamino­s, aunque en su caso las limitacion­es para salir del asfalto sean incluso mayores que en algún turismo por la reducida altura libre al suelo de la que dispone. En todo caso, tiene aspecto de SUV... y de los más llamativos que se pueden comprar en su franja de precio.

Con esa carrocería tan especial y una longitud de 4,36 metros no se debe esperar una habitabili­dad encomiable, sobre todo en las plazas traseras ( tampoco en la capacidad del maletero). Los acabados disfrutan de la calidad propia de los productos japoneses, más que correcta y complement­ada por un equipamien­to de seguridad en todas las versiones a tener muy en cuenta: alerta de cambio de carril, sistema precolisió­n con detección de peatones, reconocimi­ento de señales, programado­r activo de velocidad o encendido automático de luces ( incluyendo las largas).

Otra de las bazas principale­s del C- HR es disfrutar de las ventajas de la tecnología híbrida de Toyota. Combina su motor de gasolina con otro eléctrico para alcanzar una potencia de 122 CV, con consumos bastante ajustados siempre que las baterías puedan abastecer al propulsor correspond­iente. Es algo que ocurre con más facilidad en un uso urbano que por carretera, porque en caso de exigir el máximo rendimient­o del propulsor térmico el gasto deja de ser tan bajo.

Lo que sigue sin convencern­os es el cambio automático CVT de transmisió­n continua, en absoluto refinado, ruidoso y con vacíos de entrega en la fase inicial de aceleració­n. Una lástima, porque por lo demás el coche se comporta realmente bien en cualquier trazado.

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DEPORTIVID­AD. El CH- R goza de un estilo muy deportivo y moderno, que se convierte en una de sus grandes cualidades.
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