La goleada del ketchup
Se acabaron las penas. Cuando el Madrid vuelve a la Champions se acaban los dolores de cabeza. Goleada monumental al voluntarioso APOEL. Ya está el campeón en octavos. Rumbo a la 12+1...
Torrente de goles. Recuerdo que en una entrevista a Higuaín el ariete argentino confesó que Van Nistelrooy, un goleador de época, fue de los que más le ayudó cuando el Pipita atravesó una mala racha en sus primeros tiempos de blanco. Ruud le dijo: “Tranquilo, Gonzalo. Los goles son como el ketchup. A veces no salen por mucho que te empeñes, pero de pronto caen todos los goles de golpe...”. Algo así sucedió en Nicosia. En Liga, el actual campeón no promedia siquiera dos goles por encuentro (22 en 12 partidos). Y tanto Cristiano como Benzema están negados ante las redes rivales. Pero Europa siempre aparece en el horizonte de este club como bálsamo para curar todos sus males. El portugués y el francés los metieron a pares y hasta Modric y Nacho, poco habituales en esa suerte suprema del fútbol, cantaron sus tantos con furia. Pero el set del estadio GSP, no confundir con GPS, no llegó por inercia, sino por el reencuentro del mejor equipo de Europa con su fútbol de producción y solidaridad. El tifo, escrito en chipriota, tenía una traducción que resultó premonitoria: ‘Obedece al Emperador’. Y así fue. Vimos un Madrid con alas infernales (Carvajal y Lucas por la derecha, y Marcelo y Asensio por la izquierda), con Karim en la media punta (ahí sí sabe hacer daño) y Cristiano por libre. Un Madrid más reconocible, y eso que se tomó el lujo de dar descanso a su mago por excelencia: Isco.
Luka, el cerebro. A Modric empezábamos a echarle de menos. Se le veía espeso, sin chispa. Pero ante el APOEL se rescató a sí mismo con una actuación pletórica. Abrió la lata con una volea magnífica que batió a nuestro meritorio compatriota Nauzet. Y el croata asistió a Benzema en el 0-2 dejándole solo ante el portero canario. Recuerdo que en 1997, en Nicosia, vi al Madrid de baloncesto ganar la Recopa ante el Glaxo Verona de Mike Iuzzolino. En el Madrid brilló esa noche otro balcánico, Bodiroga. Era pura elegancia. Como Modric. Grande Lukita.
Balón de Oro. El ganador del quinto Balón de Oro (lo recogerá en tres semanas) dio una versión magnífica sin ir ligada al gol. Jugó mucho para el equipo y en el 0-4 asistió a Benzema con una generosidad plausible. Con ésta ya suma 35 asistencias en la Champions, siendo el segundo mejor de la historia sólo superado por las 43 de Giggs. ¿No decían que Cris sólo sabe meter goles? Y ha llegado a los 100 con el Madrid en competiciones europeas... ¡en sólo 95 partidos! Sublime, inigualable.
Felizidane. El madridismo vuelve a sonreír tras este set de la esperanza. Me lo recalcan Pepe Moreno de Vélez-Málaga, mi colega Paulo del Fado (que ha celebrado sus 46 años con el regreso de su admirado Cristiano), Fede, Santi y Javi (mis empresarios vikingos favoritos) y Rafa y Xisco de la Peña de Campos. Sois muy grandes.