AS (Catalunya)

Partido ejemplar

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● El Valencia pudo haber ganado. Y pudo haber ganado el Barcelona. El empate es una de las fórmulas que tiene el azar de compensar la necesidad. Los dos necesitaba­n ganar para afirmarse, o para reafirmars­e. LaLiga tiene suerte con este empate: fue una buena exposición universal del fútbol. Y es un lujo ese pase con el que

Messi le regaló a Alba un gol reivindica­tivo. Tener a Messi en LaLiga es un regalo, un espectácul­o total. Como si anoche en Valencia hubiera confirmado la famosa firma de su contrato.

Messi forever

● Han sido tantos los rumores. Ha habido incluso que convertir al cantante más importante de Cataluña del siglo XX en el intermedia­rio virtual del ansia barcelonis­ta por ver la fotografía del jugador deseado renovando. Todo este episodio con final feliz parece ahora una historia que deberían contar o Pérez-Reverte o Corín Tellado. Pues dentro no debe haber tan solo burocracia sino lucha, desamor y amor a partes iguales. Se queda hasta 2021, que es una fecha en la que es posible que el jugador haya sentido que no es eterno y quiera marcharse al Newell’s de su infancia, acompañado, lo anunció el artista, por Joan Manuel Serrat.

Suspense

● Recuerdo pocos casos en el mundo en que un futbolista haya concitado tanta excitación ante las inquietude­s que suponía su fichaje o su refichaje. Hay que remontarse a la novela que fue el fichaje de Di

Stéfano y sus vaivenes; al final el astro se fue al Madrid y eso al Barça siempre le supo a robo, pero así son los clubes, tan susceptibl­es. Y en el lado negativo de la historia, recuerden lo que pasó con Figo, que pasó de héroe azulgrana a villano blanco en un suspiro. Ahí no hubo un Serrat que escribiera una carta. El suspense creado por Messi es histórico.

Historia

● Acaso porque Messi habla poco, hay que escucharle los gestos. Se tapa la boca, como hizo ante la Juve, con Dybala. Eso ha ayudado a hacer más misteriosa su historia. Ahora escribirán novelas sobre este periodo de angustia culé. Pero será una historia de mudos. Serrat podría decir por qué escribió la carta, pero no lo hará. Y del lado de Messi nadie dirá si él recibió esa misiva y le tocó el corazón azulgrana. Sólo queda inventar, hasta que aparezca otro caso, para convertir a Messi en pasado, si esto es posible. El Madrid también ofrece un buen ramillete de estas incertidum­bres.

Y mientras tanto...

● …LaLiga. Donde hubo siempre queda, y queda mucho, en el Atlético

de Madrid. Dio gusto verle jugar ante el Roma (¡ese gol de Griezmann!) y fue perfecto de táctica y de fuerza ante el Levante, que se bañó en aguas tormentosa­s, la goleada de Griezmann y Gameiro. Simeone no era ya hombre de goleadas, pero ese reestreno de la puntería de su mayor estrella es un aviso a los navegantes de las primeras posiciones. No está el Atlético sobrado de alegrías, y menos aun su tocayo, el Athletic, así que cualquier respiració­n lo pone otra vez en la carrera.

Míchel

● El exmadridis­ta es ahora barbudo, acaso para quitarle coña a su cara de comentaris­ta divertido de la actualidad del fútbol. Y ahora parece un entrenador alemán. Y así, barbudo, ha llegado a un estado de cierta esperanza. Su partido ante el Madrid fue lo más que se le puede pedir a un conjunto descoyunta­do. Y lo que más se le puede pedir es esperanza. Empatarle dos veces al campeón es una buena noticia. Pero allá abajo, en ese infierno de la cola, además de parecer mejor hay que ganar.

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