El negro, el color de la noche sobre la alfombra roja de los Premios As
Brilló el largo burdeos de Ruth Beitia, la espalda de Mireia La Reina vistió de Jesús del Pozo Nadal, de azul
La tarde comienza a deshacerse sobre Madrid, mientras en la Galería de Cristal del Palacio de Cibeles todo termina de ordenarse. Se quitan los últimos plásticos a la alfombra roja, una mano coloca perfectamente el pico de esa camiseta de Barcelona 1992 de Solozábal que se había movido, el traje del rey Felipe VI en aquellos Juegos, impoluto, la moto de Márquez, la Derbi de Ángel Nieto. El negro refulge en el escenario, al fondo, aún apagada la pantalla. En letras mayúsculas puede leerse: #As50años. Medio siglo. Y ésta su fiesta de cumpleaños. El primero en llegar es Manuel Orantes, lleva su vieja raqueta en la mano. Cuando lo hace, la noche ha llegado a Madrid, el cielo de la calle Alcalá está pintado de luces blancas y azules. Bajo el techo acristalado suena jazz bajito. Pronto lo llenarán los flashes.
Porque 50 años dan para mucho y As los ha ido contando, día a día, portada a portada. Hoy reúne a los nombres propios de cada década. Sesenta, setenta, ochenta, noventa, dos mil, ahora. La alfombra roja está desplegada. Por ella pasado, presente y futuro del deporte caminan, se saludan. De Orantes a Davidovich. De Induráin a Beitia. De Corbalán a Garbajosa. Rincón y el 12-1 a Malta, Kiko y el oro de Barcelona-92, Mijatovic y La Séptima. Ellos prefieren el negro, la corbata fina. Pocos se salen del guión. Del negro elegante, del negro etiqueta. Se atreve Jorge Luengo, con pajarita roja, diferente.
Ellas, el largo fiesta, el brillo. Las premiadas han pasado antes por el Hotel Intercontinental. Matrix ha peinado su pelo, su cara luce maquillaje Nyx Cosmetics. La moda llena la alfombra. El terciopelo, tejido de moda. Los pendientes largos, llenos de brillo. Los lleva Amaya Valdemoro, por ejemplo.
Moda. Las piernas infinitas de Ruth Beitia pisan la alfombra, bajo un largo burdeos. A las 19:40, las chicas de la gimnasia rítmica se mueven por la alfombra roja como si fuese un tapiz. Con su sonrisa plata olímpica, acaparando toda mirada. Pantalones, gasas, americanas. El negro es el color de la noche. Negro ajustado, negro brillante, negro con plumas, como el de Noemí de Miguel, de Movistar+, en el bajo de su falda; en los
hombros de la presentadora, Laura Martínez, vestido Marú Atelier, joyas Dinh Van. El color lo pone Ana Pastor, presidenta del Congreso, verde mi-di.
La alfombra roja espera a los Reyes mientras el tiempo va deteniéndose sobre ella. Cada vez que la pisa un deportista, un invitado. Quien lo hace ahora es Rafa Nadal, traje azul. En 1967, cuando Santana escribió aquella nota, un autógrafo en primera plana (“Para toda España a través del primer número de As”) aún faltaban dieciséis octubres para que él naciera. Hoy, como ayer, si el tenis llenaba aquella primera portada, Nadal lo hace sólo con poner los pies sobre la alfombra roja. De pronto se oye un sonido, miles de cámaras disparando a la vez, como máquinas de escribir. En efecto, Rafa detiene el tiempo. Como Mireia Belmonte cuando la pisa, de Ropoco después.
Paso firme, vestido largo de Rosa Clará, espalda abierta, con su novio, Javier Hernanz, piragüista. Su belleza refulge, como sus oros en el agua. Poco después bajo el cielo acristalado se enmudece, de nuevo las cámaras suenan a máquina de escribir. Acaban de llegar los Reyes. Él con corbata dibujo cachemir. Ella, deslumbrante, con un vestido Jesús del Pozo, pendientes Chanel. Serán los últimos. Esta luz, la de la alfombra roja, comienza a apagarse mientras la otra, la que está sobre la pantalla negra, letras rojas, As 50 años, se enciende. Los invitados están sentados. El cumpleaños va a comenzar. Y las botellas de Bodegas Faustino están ya a la temperatura justa para comenzar a brindar por estos 50.