AS (Catalunya)

Éxtasis para dar portazo a 2017

El corazón de Cornellà-El Prat latió a una sola velocidad y cantó con un único pulmón. Una comunión necesaria, propia de un Espanyol acostumbra­do a resucitar bajo tierra. Así es el Espanyol.

- desde la grada A. MARTÍNEZ

Emoción perica. Acaba 2017 y el Espanyol espera que su victoria ante el Atlético suponga un punto y aparte en el último párrafo de la novela de Quique, que ha descrito tempestade­s en las últimas jornadas, pero que anoche vivió uno de esos fragmentos que trastocan cualquier argumento. El equipo perico resistió, perdonó y fue perdonado ante un rival que cumplía un año sin perder lejos de su estadio. Hasta que apareció un contraataq­ue perfecto, con una conducción inteligent­e de Piatti, una asistencia de Granero al milímetro y una definición de Sergio de puro talento. El corazón de Cornellà-El Prat latió a una sola velocidad y cantó con un único pulmón. Una comunión necesaria, propia de un Espanyol acostumbra­do a resucitar bajo tierra.

Una victoria inesperada, ante un rival inesperado, un día inesperado.

Así es el Espanyol.

Versión beta. No repitió Quique el mismo esquema que en Las Palmas, amante el técnico de adaptarse siempre al rival. Pero sí mantuvo los cambios de jugadores de la semana anterior. Consolidad­o Óscar Duarte en la defensa, omnipresen­te David López en mediocampo, empequeñec­ido y errático Baptistao en la izquierda y forzado Darder en la derecha.

La arena del reloj se ha agotado para algunos futbolista­s, aunque el Espanyol quedó desnatural­izado en ataque, cojo por la derecha sin extremo y limitado por la izquierda sin lanza en la punta. Las mejores noticias son el asentamien­to de David en medio y el desparpajo de Sergio en ataque, que convierten al Espanyol en más imprevisib­le y a la vez potente en tres cuartos de campo. Clave en la victoria final.

Nueva cuerda. Señales para mirar con mejores ojos un futuro que ahora ve la luz tras huir del descenso pese a un calendario exigente (menos tras tumbar al Atlético) en Cornellà. Aunque, no obstante, da la sensación de que el Espanyol ha desperdici­ado las primeras 15 jornadas ligueras, con unas ideas inamovible­s… La cuerda se le había acabado al equipo, falto de nuevos estímulos. Estos han llegado, aunque en un periodo de urgencias, donde no es fácil trazar caminos sólidos.

Un supervivie­nte. El Atlético no encontró su sitio en Cornellà. Pareció una rana lejos de su charca, en un partido de brazos cruzados hasta la explosión de Sergio. Sus laterales apenas pudieron tomar vuelo, mientras que Fuego y David taparon los pasillos interiores. Ausente Torres, desubicado Griezmann, solo los cambios le dieron un aire para llegar con peligro a la meta de Pau, que vivió un encuentro tranquilo. “Pau, no nos abandones. Te queremos”, rezaba una de las pancartas del estadio. Enero viene con cambios. El primero, la rescisión de Diop. Álvaro y Hernán serían los próximos. Las miradas siguen puestas en Quique, quien espera que el equipo haya iniciado el regate de su primera crisis. El Espanyol, un supervivie­nte único.

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