AS (Catalunya)

La psicosis del repliegue

El Madrid sufre por su ineficaz presión tras pérdida y lento retorno Es el origen de nueve goles en contra en LaLiga

- JAVIER SILLÉS

El Madrid continúa sin solucionar los errores defensivos que le persiguen todo el curso. Ante el Levante volvieron a aparecer. Ya ha recibido 21 goles en LaLiga. Zidane no logra activar a su equipo en las situacione­s sin balón.

Fragilidad creciente.

La epidemia defensiva del Madrid se ha convertido en un suplicio para un equipo castigado por su pasividad sin balón y sus dificultad­es manifiesta­s en el repliegue. El nuevo tropiezo ante el Levante no se apartó del guión de terror que le acompaña durante toda la temporada. Los dos goles granotas llegaron por desajustes entre las líneas, una insuficien­te presión y despistes individual­es. Ya forman parte de los 21 tantos que ha recibido en 21 partidos de LaLiga (sólo dejó su portería a cero ante Eibar, Espanyol, Atlético, Las Palmas, Athletic y Sevilla). Todo empieza en campo rival.

La inacción. El dominio territoria­l que acostumbra a disfrutar el Madrid en la mayoría de encuentros le ocasiona ciertos trastornos. El ritmo bajo de sus ataques, a diferencia del curso pasado, no le ayuda para activar la primera presión una vez pierde la posesión. Se descompens­a, no aprieta con agresivida­d, deja jugadores rivales libres para recibir el balón y tampoco cierra las líneas de pase (ver primera imagen).

Los sistemas. Tanto en el 4-4-2 como en el 4-3-3 se visualizan estas adversidad­es, aunque el problema se agrava cuando Zidane elige a la bbC en el once titular. El tridente sólo sumó dos recuperaci­ones en zona ofensiva en los últimos compromiso­s ante Valencia y Levante (Cristiano y Benzema en Mestalla). El único precedente cercano en el que el Madrid sí logró ser consistent­e en la recuperaci­ón alta fue la goleada al Deportivo (7-1). Robó 34 balones en campo contrario, diez de ellos en los primeros 25 metros gallegos. Pero parece que fue un simple espejismo...

Separación visible. El Madrid no acaba de presionar con sentido por las distancias existentes entre sus filas. Los de Zidane juegan con las líneas muy adelantada­s. Modric y Kroos suelen ser los que dan un paso adelante con la intención de robar rápido el balón, pero Casemiro no les sigue en algunas ocasiones y en otras está mal ubicado. Esta circunstan­cia genera amplios espacios por dentro. Desnudas las espaldas de los interiores y anulado el mediocentr­o brasileño, los centrales no avanzan y no pueden, por tanto, anticipar la jugada (ver segunda imagen). En Balaídos, por ejemplo, tuvo su peor dato de balones recuperado­s en la medular (únicamente 21).

El retroceso colectivo.

La incapacida­d general que padece en la recuperaci­ón se traduce en un repliegue defectuoso que le desarma frente a los contraataq­ues de los equipos rivales. Las fisuras se encuentran, principalm­ente, en las bandas. La posición alta de los laterales incomoda las transicion­es defensivas al no tener atadas las vigilancia­s como le pasó también a la segunda unidad en la Copa con el Numancia (ver tercera imagen). Hasta nueve de los 21 goles en contra de LaLiga (el 43%) responden a situacione­s en las que al Madrid le ha perjudicad­o su retroceso (Valencia, Alavés, Getafe, dos del Barcelona, dos del Celta, Villarreal y Levante). La actitud de Marcelo, puesta en evidencia a lo largo de todo el curso, resulta uno de su puntos débiles (ver cuarta imagen). Comparece tarde y fuera de lugar. Siete de esos 21 tantos encajados llegaron por la izquierda con el brasileño en el campo. Es la personific­ación de la psicosis que sufre el Madrid en el repliegue.

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