AS (Catalunya)

El Atlético del Cholo ya figura dentro del Olimpo de la s defensas

Ya es analizado como el Estudiante­s de Zubeldía, los Pistons de Brown o el ‘Telón de Acero’ de los Steelers

- JORGE GARCÍA EL REPORTAJE

Desde que nació el deporte se ha profundiza­do sobre las diferentes maneras de ganar. Pensar primero en ano tar o en no recibir tantos es tan antiguo como el primer partido. Pero tanto uno como el otro estilo tienen sus gestas y sus propios mitos detrás sobre los que especialis­tas y aficionado­s debaten horas. Simeone tiene su propio método. Algunos lo simplifica­n llamándole el ‘Unocerismo’, pero la historia está jalonada de ejemplos similares y exitosos.

El Atlético son los Pistons de antaño”. A principio de año Griezmann sentenciab­a así, echando mano de su otro deporte favorito, el talante de su equipo, ese que hoy llena horas de tertulias. Se discute ya sobre el unocerismo como forma de vida, como se hizo antaño sobre otros referentes en el arte de defender. Aquel fue un símil baloncestí­stico que retrotrae al aficionado a un imaginario colectivo, el referido a los equipos de marcado perfil defensivo, del que también emana una mística singular. Porque para el fútbol, como para muchos deportes, puede valer ese axioma de que el ataque gana partidos pero las defensas dan títulos.

Segurament­e Griezmann se refería a los últimos Pistons victorioso­s, aquellos de Larry Brown de la campaña 03-04, que devolvían las mieles del éxito al Palace de Auburn Hill 14 años después. Los herederos de los Bad Boys de los 80. Y es que aquel equipo hizo de la defensa un caballo de torturas para liquidar a los Lakers de Shaquille, Kobe, Karl Malone y Gary Payton. El afro con el que Ben Wallace adornaba su cuerpo de gladiador se convirtió en el icono de una franquicia con una cuota importante de calidad al servicio, sin excusas, del sacrificio defensivo. Como al Cholo, a Larry Brown no le faltaban detractore­s. La sucesión de tiempos muertos, el ritmo cansino o el marcaje sin miramiento­s de Prince sobre Kobe generaban rencor. En Europa pasó lo mismo con el Limoges de Maljkovic. El padre de la genial Jugoplasti­ka no tuvo escrúpulos después para ocultar al máximo los defectos del equipo francés. Jugando a 60 puntos, confiaba las operacione­s ofensivas al talento de Michael Young y aleccionab­a al resto para achicar agua. El resultado fue merendarse al Madrid de Arlauckas y Sabonis en semis, dejándole en 52 puntos, y al Benetton de su discípulo Kukoc en la final, que sólo pudo anotar 55. Eso le dio el título, como en 2014 le dio la Liga al Atlético.

Porque el arte de defender también ha tenido sus héroes. Simeone los ha tenido muy cerca. Bilardo, que metió su nombre en la historia jugando en el medio campo de un legendario equipo ganador… y defensivo. El Estudiante­s de la Plata del obsesivo Osvaldo Zubeldía de finales de los 60 (tres Copas Libertador­es y una Interconti­nental) se hizo un nombre controland­o todo lo controlabl­e. Lo primero, al rival. Aderezado, como se sabe, con una retahíla de leyendas, algunas demostrada­s y otras no, sobre

cómo el equipo exploraba los límites del reglamento. Pero nadie duda de que Zubeldía fue el germen del Futbol Total de Rinus Michels ni de que Bilardo le dio lustre a lo aprendido para que su Argentina acompañara a Maradona en el 90. A los que profesan este particular credo poco les importa el qué dirán. Italia ganó su último Mundial en 2006 encajando un gol en la fase de grupos y uno en la final. El resultado fue ver a Cannavaro con el Balón de Oro, el más polémico quizá de la historia. Y lo fue porque, a diferencia de otras latitudes, en lo futbolísti­co parece no seducir igual el ingeniárse­las para que el rival no anote. Cuestión de cultura.

Por ejemplo, en el fútbol americano nadie se asombra cuando una franquicia invierte más en linebacker­s que en quarterbac­ks, ni se pondrían en duda las gestas del Telón de

Acero de los Steelers o de los Bears del 85. Como se disfrutó en su momento de las artes sobre el hielo de los Flyers de los 70. En España, hace bien poco hemos celebrado el éxito de los Hispanos, cuyo punto de partida es la defensa organizada por Viran Morros y Gedeón Guardiola. En el balonmano, el reinado de Francia se ha puesto en duda, después de que durante tanto tiempo cimentaran sus éxitos en el hacer atrás de Dinart, Gille y compañía.

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