Los planes B del Girona y de Machín

Carles Planas volvió a jugar con el Girona en Liga 22 partidos después. Entró por Mojica cuando el colombiano ya no daba más de sí y no había alternativa. Ni su estreno ante el Atlético en Montilivi ni su reaparición en Sevilla fueron experiencias satisfactorias, pero no es eso lo que explica su ostracismo. Planas tiene más experiencia en Primera que los jugadores con los que se disputa el puesto pero es más lateral que carrilero y Machín no le ha visto capaz de aportar la profundidad e intensidad que demanda en una posición tan clave de su 3-5-2 como es el carril. Lo mismo podríamos decir de Marlos Moreno, un extremo en un equipo que juega sin extremos que ya se fue en el mercado de invierno. O de Douglas Luiz, un jugador talentoso que todavía no ha entendido que aquí se es más de curro que de jogo bonito.O de Boulaya, que se fue sin que supiéramos de qué jugaba.

Apartir de aquí, dos hipótesis. La primera es que en verano se barajó un plan B por si el 3-5-2 no funcionaba en Primera o no funcionaba el técnico. La segunda es que la alianza con el Manchester City ha dado más efectos colaterales de los deseados y que los equilibrios que debe tener que hacer el director deportivo de un debutante con poca chequera obligan a comerse algún que otro sapo. Afortunadamente, hubo y está habiendo muchos más aciertos que otra cosa y eso ha enviado el plan B (si lo hubo alguna vez) a la trituradora y al limbo el debate sobre los misterios sin resolver de la confección de la plantilla. La temporada está siendo para enmarcar.