La flor de Quique es Gerard
Hay que reconocerle a Quique una virtud y esa es la de tener a la suerte de aliada. Ya lo pudimos comprobar en la temporada precedente, cuando el técnico sacó petróleo en muchos campos con un fútbol tan práctico como poco vistoso. Esta temporada algunos tenían dudas de que se mantuviera dicha dinámica, pero en Vigo volvimos a comprobarlo. Nos bastó un Diego López magistral y un Gerard providencial. El delantero de Santa Perpetua se ha convertido en un seguro de vida para los pericos. Recuerda más que nunca al mejor Tamudo. Un futbolista capaz de buscarse la vida solito, en la trinchera, sin ayudas y con todas las dificultades del planeta futbolístico concatenados en su contra. El domingo transformó en gol una de esas jugadas de fútbol rudimentario y básico, contrapuesto al fútbol preciosista que propuso un Celta que demostró el porqué de su clasificación cercana a puestos europeos.
Gerard se ha echado el equipo a la espalda y por ende, parece extender la vida de un Quique superado en todas sus facetas. Un técnico que parece apático pero que por suerte de la parroquia perica, parece, por lo menos, no haber perdido ese toque de suerte necesario para no caer al abismo. La suerte cuenta, que se lo expliquen a los celtiñas y de eso, el madrileño ha demostrado ir sobrado en su trayectoria al frente del banquillo perico. Que sería del Espanyol sin Diego López o sin Gerard, seguramente un equipo en descenso. Un equipo que vive agarrado a su suerte, porque al fin y al cabo, la flor del entrenador se llama Gerard.