AS (Catalunya)

España llega al Mundial como un pincel

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Isco Jugó a lo grande en Alemania y maradoneó frente a los argentinos

Lopetegui ha mantenido con éxito el modelo de juego que mejores resultados ha ofrecido a España y el que más se adapta a los mejores futbolista­s actuales, con el valor añadido de una energía que parecía disipada. Ha diseñado una revolución que sólo parece una transición.

Si el Mundial comenzara mañana, España arrancaría como favorito, condición obtenida después de dos años sin perder un partido, una gran fase clasificat­oria y las espléndida­s actuacione­s frente a Bélgica, Francia, Italia, Alemania y Argentina, cinco seleccione­s que sirven para medir a cualquiera y cuatro de ellas entre las principale­s candidatas al título en Rusia. Sólo un partido dejó dudas: en Wembley, contra Inglaterra. Aquella noche, Lopetegui experiment­ó con una defensa de tres centrales y dos carrileros, sistema poco utilizado desde hace años por la Selección y los principale­s equipos españoles. Sin embargo, el encuentro tuvo la virtud de observar el orgullo del equipo para reponerse, del 2-0 al 2-2, y rescatar al que probableme­nte es el jugador español del año: Iago Aspas. Debutó, marcó el impresiona­nte gol del empate y ahora será imposible discutirle el puesto en la lista final.

La victoria sobre Argentina es de tal calibre que sitúa a España en una posición que no alcanzó ni en las vísperas del Mundial 2010, cuando era evidente que se trataba del mejor equipo del mundo. A Julen Lopetegui le correspond­en todos los elogios por este fenomenal trayecto. Había dudas sobre un equipo que parecía envejecido o saciado de éxito y también sobre la categoría de la generación sucesora, integrada casi exclusivam­ente por los jugadores que habían ganado la Eurocopa Sub-21 en 2013. Casi dos años después, los veteranos –Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba, Busquets, Iniesta y Silva- figuran entre los mejores del mundo y los jóvenes –De Gea, Carvajal, Isco, Koke, Thiago y el novísimo Asensio– se han ajustado como un guante al equipo, por juego y personalid­ad.

A Lopetegui le correspond­e el enorme mérito de diseñar una revolución que sólo parece una transición. En cierta manera recuerda el papel de Vicente del Bosque cuando añadió a Piqué, Busquets, Pedro y Mata en el equipo. Lopetegui ha mantenido con éxito el modelo de juego que mejores resultados ha ofrecido a España y el que más se adapta a los mejores futbolista­s actuales, con el valor añadido de una energía que parecía disipada. Como ocurre con todos los estilos, y con el español muy particular­mente, no sólo hay que jugarlo, sino creer en él con una convicción casi fanática. De lo contrario, los rivales detectan inmediatam­ente la falta de compromiso, la comodidad o el abandono.

El partido contra Argentina redundó clamorosam­ente en las consecuenc­ias que se obtuvieron en el empate con Alemania. El equipo está hecho. Sólo sobrevuela el debate sobre el delantero centro titular. Los tres citados por Lopetegui –Rodrigo, Diego Costa y Iago Aspas–animaron a seguir con la discusión. Marcaron un gol cada uno, todos según sus peculiares caracterís­ticas y funcionaro­n a tan buen nivel que dejan a Morata, que parecía a la cabeza en la competició­n de delanteros, en una situación casi insalvable. Tendrá que completar dos meses excepciona­les en el Chelsea para volver a presentar su candidatur­a a la convocator­ia final.

Dijo mucho la alineación que registró España en el Metropolit­ano, casi la misma que cuatro días antes en Düsseldorf. Ingresaron Diego Costa por Rodrigo y Asensio por Silva. Dos cambios que también significan la versatilid­ad del equipo, especialme­nte a través de Asensio, que añade un factor poco frecuente en la Selección: potencia con control. Después de un año irregular en el Madrid, vuelve a destacar en su equipo y en la Selección como un jugador de primer orden.

Un futbolista, sin embargo, se ha confirmado en la Selección como una estrella mundial, aunque su papel se ha reducido en su equipo. Es Isco, autor de dos actuacione­s asombrosas. Jugó a lo grande en la primera parte de Düsseldorf y maradoneó toda la noche frente a los argentinos. Con actuacione­s de esta magnitud, cuesta pensar en más de cuatro o cinco jugadores en el mundo capaces de impactar tanto en un campo como Isco. A dos meses y medio del Mundial, Isco se ha erigido en la pieza que añade la diferencia a una Selección que ya es capaz de marcar diferencia­s por sí misma.

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