El plan asociativo falló: 203 pases y un remate
Quique tuvo que volver al juego directo: seis chuts
Más allá de una falta de efectividad que volvió a condenar al Espanyol por enésima vez esta temporada —siete remates, ningún gol—, ante el Alavés se pudo constatar que, casi dos años después de su llegada y pese a la cantidad de fichajes de perfil técnico realizados, el estilo que mejor le funciona a Quique Sánchez Flores es el juego directo. Sin florituras, pero también sin apenas vistosidad para esa audiencia que pide divertirse más.
El encuentro ante el Alavés supuso la puesta en escena de esas dos versiones del Espanyol. En la primera mitad, dispuso el entrenador una alineación compuesta por un sinfín de ‘peloteros’: José Manuel Jurado, Sergi Darder, Esteban Granero, Sergio García y Gerard Moreno. Jugadores que, por sus condiciones, se adaptan de fábula a un fútbol asociativo. Y pases no les faltaron, pues en 45 minutos dieron hasta 203 buenos, prácticamente tantos como en el partido entero ante el Betis de la jornada anterior (224). Sin embargo, en ese periodo solo se contabilizó un remate del Espanyol, el que al filo del descanso realizaba Aarón Martín tras una espectacular asistencia al espacio de Gerard. El equipo adoleció de una falta de profundidad preocupante: buena parte de los pases iban dirigidos o directamente se producían en campo propio.
Y, por todo ello, Quique decidió en el entreacto cambiar el libreto. Quitó a Jurado y a Granero (el jugador que más pases buenos había dado) para dar la alternativa a Pablo Piatti y Óscar Melendo. En los segundos 45 minutos, solo sumó el Espanyol únicamente 155 pases buenos (77 en campo propio), y sin embargo llegó a la portería de Fernando Pacheco en seis ocasiones: cuatro disparos de Gerard y dos de Piatti, que hizo casi tantos remates como pases buenos (cuatro).
“Nos gustó más el estilo directo, amplio y con más centros de la segunda parte que el de la primera”, convino el propio Quique. Se constató, por tanto, que el juego del Espanyol 2.0 no ha evolucionado.