Umtiti no es Griezmann y Cruyff ya le hubiera sentenciado
La misma medicina. No puede quejarse el Barcelona de lo que está haciendo Umtiti, porque el central francés no hace más que dar a probar a los directivos barcelonistas un poco de su propia medicina. Umtiti se sabe valorado por el mercado internacional, tiene una cláusula de rescisión asumible en estos tiempos de locura y se hace el remolón ante las ofertas de renovación. Es más, en sus contadas apariciones ante los medios (siempre en Francia) lanza mensajes nada tranquilizadores para el Barça. Cuando le preguntan si seguirá en el Barça, responde “joker” (pasapalabra, pero en francés). A la pregunta de si tiene ofertas, reconoce abiertamente que sí y añade que “mi cláusula es muy asumible”. A algunos les ha sentado mal esta actitud, pero no deja de ser la misma que el Barça usa con cualquier otro jugador. ¿Les suena Griezmann?
Las diferencias. La mecánica de asedio se parece en ambos casos, pero con diferentes equipos, aunque lo que no es comparable es la trayectoria de uno y otro jugador. Griezmann ya se ha consagrado entre los mejores de Europa, lleva años en LaLiga y ha brillado con Francia. A Umtiti aún le queda mucha sopa que comer para llegar a exigir como su compañero de selección, que claramente tiene una cláusula muy por debajo de su precio de mercado a día de hoy.
Rareza. Pero a favor del central del Barça juegan dos hechos extraordinarios, dos rarezas. El primero es que es el primer jugador que llega al eje de la defensa blaugrana y se asienta después de una serie de catastróficos fichajes en los que se dilapidaron cientos de millones. El francés ha funcionado desde el primer día y su rendimiento ha sorprendido a la propia empresa. Punto a su favor. El otro aspecto que le avala es el lamentable nivel de los centrales en los principales equipos europeos que tratan de asaltar el trono europeo. En Inglaterra, especialmente, los centrales son un drama de proporciones épicas. De ahí, que la mayoría de equipos de la Premier, sobrados de dinero y faltos de talento, hayan fijado en Umtiti su punto de mira. Y el francés, se deja querer. Otro punto para él.
No es un drama. Por tanto, llegamos a la tesitura de que Umtiti pide que le paguen como a Suárez y el Barça, en vez de enviarlo a pastar, que es lo que Cruyff hubiera hecho, se lo piensa y quiere seducirle. Que se vaya no es un drama. Se fue Neymar y no pasó nada. Y Lenglet, cuesta 30 millones.