El pasillo duró 45 minutos

Liberación no equivale a relajación. Calleja lo sabía y lo avisó. El Barça, sin nada más en juego que los récords, noqueó al Villarreal con dos ratos de ensueño. La presión alta y el toque le hicieron volar al mismo tiempo que el soci lamentaba cómo no pudo salir ninguno de estos malabares en Roma. Hasta Dembélé pareció Neymar. El Submarino no mostró la intensidad que acostumbra en medio campo y, así, dejó vendida a su defensa. A Trigueros le faltaron escuderos alrededor durante el asedio y a Cheryshev se le olvidó correr al espacio. El pasillo inicial al campeón y el obsequio a Iniesta se prolongaron en el juego.

Ante un rival tan fino, no sería justo hacer sangre con el Villarreal, que liderado por Rodrigo maquilló el panorama. Ahora, hay que recordarle que tiene deberes en las dos semanas que quedan. Lo más importante, asegurar el pase a Europa, que aunque sigue a una victoria convendría no hacerlo esperar. A Sevilla y Getafe les sonríe el goal average y en el último partido el Madrid podría realizar su última prueba de sonido a siete días de la final de Kiev. Tampoco sería bueno aplazar la planificación para volver a ser una potencia. Urge fichar a un central que haga olvidar a Musacchio, traer a otro lateral que apriete las clavijas, recuperar a Bruno, intentar la continuidad de Bacca y asegurar el regreso de Gerard. Si el ariete acepta volver, él sí que merecería un pasillo.