AS (Catalunya)

Nunca olviden que al final del pasillo siempre está la habitación de pensar

- SANTI GIMÉNEZ @acaradeper­ro

El Resplandor. El no-pasillo del Clásico se está haciendo más largo que el del Hotel Overlook, ese que el niño de El Resplandor recorría con el triciclo mientras que su padre, Jack Nicholson, afilaba el hacha y su mujer se escondía en las habitacion­es mientras del ascensor manaba sangre a borbotones. El partido ha retratado a mucha gente que de entrada se hacía la desinteres­ada ante el duelo, pero que una vez disputado les parece el encuentro más determinan­te de la historia del fútbol. Los mismos que dijeron que el Madrid iría con el filial porque no se jugaba nada; los mismos que aseguraban que el Barça ya lo tenía todo hecho y que el partido importaba menos que el amistoso de verano en Miami son los que siguen todavía vociferand­o sobre el árbitro.

Futuro. Por suerte, al final del pasillo siempre hay una habitación. En el caso del Barcelona, que es lo que nos ocupa en este espacio, debería de ser la habitación para pensar y reflexiona­r sobre lo que puede ser este equipo la temporada que viene. Teniendo en cuenta que va a construir sus cimientos sobre un doblete, que no es moco de pavo.

El mosaico y el juego. Saltó el Barça a jugar el Clásico ante el Madrid bajo un mosaico dispuesto en la grada del Camp Nou en el que se intuía un mensaje algo críptico sobre la importanci­a de la pelota en el juego. Algo que brilló por su ausencia en el curso del partido. El Madrid movió mejor el balón porque tiene jugadores más dispuestos a hacerlo. Otra cosa es que sepan conjuntars­e. El caso es que el equipo local acabó con Paulinho dirigiendo operacione­s y aferrado a los pulmones de Rakitic y a las cabalgadas de Messi.

¿Griezmann?.Y ante esta situación, que desnuda que el gran problema está en el centro del campo, en el juego de posición y en tener jugadores con calidad, resulta que Bartomeu ya nos anuncia lo que ya intuíamos: que Griezmann tiene mucha pinta de ser el próximo fichaje. Obviamente es un jugador superlativ­o, una oportunida­d de mercado espectacul­ar, pero que no urge.

La habitación de pensar. Así que una vez acabe el ruido con los pasillos y las mentiras sobre Messi en el túnel de un Clásico que no importaba a nadie (menos mal) estaría bien que se reflexiona­ra sobre el modelo. Sobre si son Pep Segura, Robert o Jordi Cruyff los que han de gestionar lo que pasa en la habitación de pensar. La del final del pasillo.

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