Fallece Pardo: apasionado presidente de 1989 a 1993
Ascendió a 1ª, convirtió al club en SAD y fichó a los rusos
El españolismo se despertó ayer con la noticia del fallecimiento de Juli Pardo, uno de los cuatro presidentes que aún quedaban con vida de la historia blanquiazul. A sus 66 años (Barcelona, 1951), atravesaba problemas de salud desde hacía tiempo. En la noche del jueves no pudieron reanimarlo de la parada cardíaca que había sufrido.
Pardo, licenciado en Derecho, accedió a la presidencia del Espanyol en diciembre de 1989, cuando logró ganar las elecciones con un 41% de los votos a otros candidatos ilustres, como Manuel Meler, Abel Hernández o Pablo Ornaque. El equipo había descendido y, con 38 años, representó la figura del hombre apasionado, más próximo a las peñas y a los socios que a la elite de las familias de Barcelona.
Su primer año fue notable. El club logró recuperar la categoría después de una fatídica tanda de penaltis en Málaga. Pero, deportivamente, no logró estabilizarse. En las campañas 90-91 y 91-92, el Espanyol coqueteó con el descenso hasta que este finalmente se culminó en la campaña 92-93. El 21 de enero se vio obligado a dimitir ante las presiones de la familia Lara y de Claudio Biern.
A Pardo le tocó lidiar con una época de cambios en la Ley del Deporte. Tuvo que convertir al club en una Sociedad Anónima Deportiva. El
Elección Tuvo el respaldo del 41% de los socios sin pertenecer a la elite
expresidente hizo un esfuerzo social recorriendo las peñas para que se hicieran accionistas. Se eliminaron las secciones, se ficharon a los rusos (Korneiev, Galyamin, Kuznetsov y Moj) y la deuda creció. Unos le achacan que hipotecó Sarrià, otros creen que fue el chivo expiatorio. Sea como fuere su españolismo fue irrefutable.