Superman y la tienda de golosinas más grande de EE UU
Los secretos de la ciudad de LeBron
Cleveland no es un destino turístico ni un lugar que salga demasiado en las noticias, no desde luego si no es por LeBron, que regresó en 2014 para devolver el orgullo y la relevancia a una tierra sacudida por la crisis y que llevaba 52 años sin un título de su deporte profesional. Hasta que los Cavaliers ganaron el anillo en 2016 y James, a lágrima viva, gritó desde el Oracle Arena de Oakland aquel ya histórico “Cleveland, this is for you”
(Cleveland, esto es para ti).
Pero Cleveland tiene sus rincones y sus lugares en la cultura popular estadounidense: en Canton, a unos 17 kilómetros, nació la NFL en 1920 y allí se levantan desde 1963 los más de 11.000 metros cuadrados del Hall of
Fame del football profesional, la competición estadounidense por excelencia.
Y en 1986 la ciudad fue elegida en una encuesta de
USA Today para albergar el museo del Rock and Roll, que abrió en 1995 y por el que ya han pasado más de diez millones de personas. Fue en una emisora local, WJW, donde el locutor Alan Freed usó por primera vez el término Rock and
Roll, en 1951. Dejando atrás el downtown hacia el oeste, B.A. Sweeties se alza en más de 3.700 metros cuadrados como “la tienda de chucherías más grande de Norteamérica”: un inventario de más de 3 millones con caramelos retro que no se encuentran en ningún otro sitio y estatuas de piruletas gigantes acompañadas por un restaurante y un mini golf.
Y Cleveland es, claro, la ciudad donde nació Superman. El guionista Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster, crearon en barrio de Glenville, al este, al personaje arquetípico de la cultura del cómic. El porche de la casa en la que vivió Siegel, en Kimberly Ave., le recuerda con un gran logo del superhéroe, cuyos derechos fueron adquiridos por DC Comics, hoy un gigante del entretenimiento, por solo 130 dólares en 1938. El 18 de abril de ese año salió a la venta el primer número y ese es oficialmente el día de Superman en la ciudad, donde hay parado un proyecto de más de 3 millones de dólares para dedicarle una estatua de once metros de altura. Algún día.