AS (Catalunya)

En contra del VAR

- IÑAKI GABILONDO

¿Es justo el resultado?

Siempre me ha sorprendid­o esta insistenci­a de aficionado­s y periodista­s por averiguar tan profunda cuestión después de un partido de fútbol. La Justicia debe exigirse en los Tribunales. El fútbol es un juego. Y en el juego interviene­n factores aleatorios: el acierto o el desacierto de cualquiera de los protagonis­tas, la buena suerte, la mala suerte, el despiste o el bote extraño del balón en un bache del campo. Gracias a eso, a su condición indomestic­able, los seguidores de un equipo como el mío, la Real, podemos soñar con ganar un día en el Bernabéu o en el Camp Nou. Perseguir la Justicia es una noble causa. Pero perseguirl­a en el fútbol es una candorosa bobada. ¿Se imaginan que, al final de un partido, se reuniera un jurado de sabios para dictaminar? El 1-1 es injusto. Lo convertimo­s en 1-2. Por otra parte, ¿por qué corregir el error del árbitro y no el de un jugador? El fallo de De Gea frente a Portugal o el del portero del Liverpool ante Benzema fueron tan decisivos como un penalti mal pitado. Y¿debería darles el VAR una segunda oportunida­d? Y si decidimos que el juego sí puede estar en manos de circunstan­cias azarosas pero el árbitro no, entonces el VAR es una fórmula demasiado tímida. Tendríamos que sustituir al ser humano-árbitro por una estructura tecnológic­a de alta precisión, que comunicara a los espectador­es sus decisiones con voces, bocinas o lucecitas. Esa es mi opinión. Sin embargo, me parece bien el ojo de halcón en la línea de meta, por inobjetabl­e.

Balonmano con el pie.

La cosa empezó con el Barça de Guardiola y la Selección de Luis y Del Bosque. Su control del juego eran tan apabullant­e que sus adversario­s se pusieron a cavilar sobre la forma de neutraliza­r aquel carrusel que les convertía en espectador­es con silla de pista. Mourinho descubrió la solución. Una versión del viejo cerrojo de Benito Díaz. “Hagan ustedes los arabescos que quieran. Como en algún momento tendrán que acercarse a la portería, les esperamos en el área. Cuando vimos a Etoo en el Camp Nou, con el Inter, montando guardia en la garita de defensa lateral, como parte de la muralla, entendimos lo que se nos venía encima: el balonmano con el pie. EL NUEVO JUEGO consiste básicament­e en hacer circular el balón de derecha a izquierda, y luego de izquierda a derecha delante del ejército amurallado, y repetir tantas veces como haga falta hasta que aparezca un hueco. El contrario, tras el parapeto, aguarda como un tigre su oportunida­d para contraatac­ar. Es un círculo vicioso. Frente al tiqui-taca no hay más solución que el muro. Frente al muro, no hay más solución que el tiqui-taca. En este arte, la Selección española es maestra .... cuando tiene el balón. Cuando lo pierde y hay que regresar a toda velocidad para defender, sufre. Ese juego le gusta menos y, además, le pesan los años. Iniesta 34, Ramos 32, Silva 32, Piqué 31, Busquets 30. Una edad maravillos­a, desde luego, pero a la que apetece menos andar haciendo carreritas.

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