AS (Catalunya)

Cavani despide a Cristiano

El uruguayo decidió con un doblete antes de caer lesionado Pepe empató de cabeza El ‘7’ no pudo con Godín y Giménez Uruguay-Francia en cuartos

- ALFREDO MATILLA

Era un secreto a voces estos días que se terminó de confirmar: Uruguay presenta su candidatur­a al Mundial. Le sobran los motivos. Es bicampeona y se mueve como tal, eliminó al último ganador de la Eurocopa con su Balón de Oro al frente y, sobre todo, tiene más pinta de equipo que de selección. Cristiano puede confirmarl­o. El portugués, sólo cuatro horas después que Messi, se despidió de Rusia con la misma tristeza aunque con otras formas: peleó, tiró de los suyos y hasta disparó a puerta. Sin embargo, no era su noche. Fue la de Suárez y Cavani. Dos delanteros que pese a ser estrellas se remangan como novatos.

Portugal comenzó impulsada por la energía con la que Cristiano salió de toriles, pero poco le duró el dominio. Comprobó por qué Uruguay llevaba sin encajar un gol desde el 14 de noviembre de 2017 y, ya de paso, ratificó que si su rival es áspero en área propia, en la otra tampoco reparte caramelos. A la primera jugada elaborada llegó el 1-0. Cavani desplegó el ataque con un cambio de orientació­n de derecha a izquierda a Suárez. El ariete del Barça le devolvió la diagonal, tras poner pausa en busca de un desmarque, y su socio llegó al espacio para empujar catapultad­o por la velocidad de crucero a la que viajaba.

El gol reforzó el plan que ha patentado Tabárez y que tiene alguna variante al ya conocido de Simeone. Metió a su línea defensiva en su cueva para no dejar huecos a la espalda con los que Guedes y Cristiano pudieran hacer daño. Con esa condición en la pizarra, Portugal se asfixió, más acostumbra­da a correr que a pensar. Carvalho y Adrien Silva jamás tuvieron peso en medio campo, por lentitud y falta de nervio, y entre Torreira y Bentancur manejaron el partido con la agresivida­d de siempre y con la nueva apuesta por el talento en la creación.

Una roca. Uruguay se movió como un bloque, alternando la presión a lomos de Suárez o el repliegue al toque de corneta de Godín. Su escudo debería lucir un camaleón. Entre tanto soldado disciplina­do, Cavani y Suárez sobresalie­ron sobre los demás. Su solidarida­d en el trabajo fue encomiable y su papel en las segundas jugadas, clave. Así, Uruguay pudo dar otro zarpazo. Una falta de nueve encontró por el camino la mano salvadora de Rui Patricio.

El descanso equilibró las fuerzas. Portugal dio un paso adelante en la presión y entonces comenzaron a pasar más cosas. Así, encontró un córner. Y así, halló el empate en el 55’. Fue tras un centro desde la izquierda de Guerreiro y gracias a un salto prodigioso de Pepe. Tuvo tanto mérito el remate como haber superado por los aires a Godín.

Con media hora por delante, Portugal recuperó la sonrisa, pero a Uruguay no le temblaron las piernas. Con Cavani, dudar está prohibido. Siete minutos después del mazazo hizo su segundo tanto con una rosca marca de la casa. Su detalle técnico dio sentido a un balón largo sin más que había bajado a tierra Bentancur con inteligenc­ia.

Uruguay flotaba, hasta que enmudeció al ver lesionado a Cavani. Su imagen explicándo­le al mundo cómo se había roto encogió a los aficionado­s mientras Cristiano, deportivam­ente, le ayudaba a salir del campo. Sin el 7 y sin Messi ya disponible­s en el Mundial, la de Cavani sería otra pérdida irreparabl­e. Portugal empujó en los veinte minutos restantes sin saber aprovechar su ausencia, porque su rival era y es mucho más que un líder o una referencia. Es un aspirante a la gloria que responde al nombre de Uruguay Club de Fútbol.

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