Es tiempo de Bélgica

Su momento parece llegar: 22 partidos sin perder

No quiere Bélgica que el Mundial de las sorpresas también le pase factura. La selección de Roberto Martínez, tantas veces relegada por su dudoso gen competitivo, parece haber aprendido a cohabitar con la etiqueta de favorita. Su reluciente fase de grupos y su racha victoriosa (22 partidos sin perder) son un espaldarazo real a sus opciones.

Ninguna selección exhibió un talento ofensivo del alcance de Bélgica (máxima realizadora con nueve goles) y tantas variantes ofensivas (cinco de estos tantos fueron en ataques posicionales y tres a la contra). De Bruyne se afianza como guía creativo, Hazard baila en la mediapunta y Lukaku muerde en el área (cuatro goles). La seguridad de los diablos rojos es tal que no les molestó derrotar a Inglaterra y encarar el lado afilado del cuadro.

Por ahí llegó a Japón, a la que ya superó en un amistoso en noviembre

(1-0). Los nipones entraron en estos octavos por la gatera del fair play (dos amarillas menos que Senegal), una forma novedosa de dirimir empates que ha sonreído a la ternura japonesa. El premio fue contrario a su conducta en los minutos finales contra Polonia. Japón dejó pasar el tiempo controlando el balón sin atacar. Lo fió todo a que Senegal no empatara a Colombia. Akira Nishino fue el ideólogo.

“No estoy satisfecho de lo que hice”, se ha justificado. Nishino asume la inferioridad japonesa contra Bélgica, pero no se rinde a hacer de nuevo historia con los samuráis azules (nunca alcanzaron los cuartos de un Mundial). También desde el banquillo, fue protagonista en el Milagro de Miami, una de las mayores gestas del fútbol de su país. Se impusieron a la Brasil de Roberto Carlos y Ronaldo en la primera fase de los Juegos de Atlanta de 1996. Nishino recuperará su once titular tras utilizar a seis suplentes contra Polonia. Kagawa, Inui y compañía se inspirarán en la tragedia belga contra Gales de la última Eurocopa, aunque esta Bélgica parece otra.

Aspiración Japón pretende superar por primera vez la barrera de los octavos