AS (Catalunya)

Con cantera, sin ‘9’

Mollejo y un autogol empataron el 2-0 del PSG Postolachi evitó los penaltis Mal Vietto y Gameiro

- PATRICIA CAZÓN REPORTAJE GRÁFICO CHEMA DÍAZ

Del partido quedará el final. Esa juventud quemando su hierba. Las carreras en el 90’ como si este PSG-Atleti de verano acabara de comenzar. Los chicos del Cholo lo habían agarrado por la pechera para remontarlo, del 2-0 al 2-2. Los de Tuchel se resistiero­n después de haberla tenido, suya, la victoria. La aferró Postolachi en el añadido. Con un zurdazo a la escuadra que deshizo el empate y la posibilida­d de penaltis pero no ese velo sobre la hierba. De épica intensa y eléctrica, 22 chavales dejándose la piel. A Simeone los suyos además le habían dado lo que sus delanteros no, goles.

Porque fue una vez más desesperan­te, a ratos, cuando los que estaban sobre la hierba eran Gameiro y Vietto. Había saltado con ímpetu el PSG a esta Champions de verano. Sin Neymar, Mbappé ni Cavani pero con Di María, del avión casi al campo. Una falta sobre él dio lugar al primer disparo del partido. Repelió Adán con guantes de frontón y provocó la primera contra del Atlético, rapidísima, con la pizarra de Simeone dibujada perfecta sobre la hierba, ese rombo, con Rodrigo al centro, Carro y Thomas por delante y Correa, su última vez con el 11, desde ya será el

10, liberado a lo Griezmann. Tuvo el gol en la bota, tras una jugada en la que Gameiro mostró carácter y regate, pero lo erró. Sería la constante.

Dos jugadas más tarde, Gameiro se quedó el balón, tras recibir una pelota de Thomas que le dejaba solo, mano a mano con Trapp y su portería, gigante, vacía ante él. Lo inexplicab­le fue lo que pasó. Picó demasiado. Se fue alta. Sigue con la mirilla desviada, esta pretempora­da lo confirma.

La falta de tino le levantaría el pie al Atleti, volvería el PSG a intentar encerrarle en su área, ahora Di María, ahora Verratti. El cántaro lo rompería Nkunku. Aprovechó que Juanfran dejó un rechace en el punto de penalti y pateó a bocajarro sin que Adán pudiera hacer nada, salvo mirarlo. El PSG se ponía por delante. La réplica de los del Cholo llegó al borde del descanso pero en los pies de Vietto, que es como la nada. Le dejó un balón Rodrigo en la línea de gol, perfecto: lo pateó manso, sacó Rimane. Heidi hubiera tenido más malicia. A él se lo impide el bloqueo. Singapur era Elche; julio, noviembre.

El descanso devolvió a otro PSG, los Di María, Lo Celso, Rabiot o Verratti se quedaban en la ducha. Le tocaba a los jóvenes. Rodrigo se echaba el Atleti a la espalda. No le pesa: todo lo hace fácil, todo lo hace bien. También Weah, lo suyo es genética. Su salida al campo fue fulgurante. La primera vez que pisó el área provocó una cesión de Montero que acabó en patada Chun-Li de Adán y casi penalti y, la segunda, un despeje de puños del portero ante un remate cruzado. Tuchel había quitado nombres para llenar el campo de hambre.

Simeone lo hizo un poco más tarde. Se iban Gameiro, Correa y Vietto contrariad­os, con los puños enrojecido­s el último tras golpear la hierba por otra ocasión clara fallada, para dejar paso a Mollejo, Borja y las ganas. Apunten sus apellidos. Nada más pisar el campo vieron cómo Diaby, un diablo, aprovechab­a una mala entrega de Toni Moya a Montero y la hacía gol, el 2-0: lo convirtier­on en épica.

Porque el Atleti de los chicos, de los jóvenes, se lanzó hacia la portería de Trapp como si mañana no existiera. Eran una máquina perfecta. Achicaba balones atrás Montero, portaba brazalete Carro en el centro y Mollejo hacía el gol. Once minutos le bastaron. Once minutos y dos disparos. El primero fuerte y al portero. El segundo, el rechace, colocado. Fue el gol. Gameiro y Vietto pueden tomar nota. Mollejo regresaba al centro besándose el escudo. Tiene 17 años y cuánto futuro. Como Borja. En el 85’ Bernede desviaba un centro suyo a la red y era el 2-2, los chicos del Cholo rozaron la gesta. Lo impidió Postolachi con ese zurdazo al final que no empañó la foto ni esa sensación: el Cholo no tuvo 9 pero le sobra cantera.

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 ??  ?? LO MEJOR. En la foto, Montero, Toni Moya, Solano o Mollejo felicitan a Garcés después de que un centro suyo acabara en gol en propia meta de Bernede, era el 2-2, minuto 85.
LO MEJOR. En la foto, Montero, Toni Moya, Solano o Mollejo felicitan a Garcés después de que un centro suyo acabara en gol en propia meta de Bernede, era el 2-2, minuto 85.

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