Doncic y el desafío de Dallas

Alguien me sugirió en mayo de 2015 que me acercase al Palacio de Goya para ver la final de la Euroliga junior porque había un crío de 16 años, Luka Doncic, que jugaba con chavales dos años más grandes que él y que era un talento. El Madrid ganó al Estrella Roja. Metió 14 puntos, cogió 11 rebotes y desprendía la magia de los elegidos. Es difícil que un jugador tan joven que genera tantas expectativas las cumpla. Doncic las ha superado. Se va como campeón de todo y se va bien, con estilo. Haciendo madridismo, pero también haciendo baloncesto. Es un jugador que ha fascinado y se ha hecho patrimonio de todos. Hace meses, hay quien le pedía un año más en el Madrid. Pero los hechos eran abrumadores. El número tres del draft debía jugar en la mejor liga del mundo. Su sitio ya es la NBA. Aparentemente, a Doncic le esperan buenas cosas en Dallas. Su entorno lo considera el sitio ideal. Los Mavericks tienen tradición de estrellas internacionales (Nash, Nowitzki) y Mark Cuban, el dueño de la franquicia, es un tipo excéntrico pero cercano a los jugadores. Hemos visto en estas páginas hace unos días que sus camisetas se venden como rosquillas, hay expectación por recibirlo. Siendo un ganador, vigente campeón de Eurobasket con Eslovenia y de Euroliga con el Madrid, tendrá que aprender a convivir con un buen puñado de derrotas en la regular season. Va, sin embargo, a una ciudad que ya ha sido campeona (2011). Cuban ha dicho alguna vez que gastará todo el dinero que sea necesario para recuperar el anillo. Triunfar es un término relativo en la NBA, pero Doncic

“LOS MAVERICKS TIENEN TRADICIÓN DE ESTRELLAS INTERNACIONALES...”