AS (Catalunya)

Buen boceto a falta de retoques

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Una cebolla. El Espanyol le aguantó el pulso al Celta en un partido con más capas que una cebolla. Los de Rubi supieron adaptarse a cada una de ellas, tanto a los primeros minutos de asedio local, como los siguientes de posesión, verticalid­ad y ocasiones, y a esa segunda parte de ida y vuelta. El equipo blanquiazu­l nunca se agazapó, y si lo hizo fue por el sometimien­to rival, ávido en la presión, sin gas en el tramo final. El boceto de Rubi es prometedor, sobre todo porque el Espanyol nunca se deshilachó, aunque pudo tanto ganar como perder en un estreno con dos equipos aún en fase de cocción.

Dos joyas. Hay jugadores a los que la llegada de Rubi les ha supuesto un nuevo aire, como si se cambiasen de ciudad sin salir de casa. Hermoso y Roca, dos jóvenes que necesitan confianza y un buen contexto para crecer, demostraro­n en Vigo su facilidad para conectar pases entre líneas y asociarse con criterio. Su ternura en algunas pérdidas de balón se irá endurecien­do con el paso de las jornadas, a la espera de que ambos, y seguro que sí, se consoliden en Primera. Estamos ante dos futbolista­s que apenas llevan 55 partidos entre los dos. Pero pueden sumar varias centenas. Y esperemos que sean de blanquiazu­l.

Ogro vigués. Entre ese futuro y el pasado más agrio, Borja Iglesias representa el presente. Silbado por la afición que le vio crecer, vivió demasiado solo, como una isla, en este caso salvaje. Demostró que a 30 metros del área pierde potencial, pero sus desmarques cerca de la frontal pueden ser letales. En el fútbol, con un pase y un desmarque puedes marcar un gol. Y el Espanyol tiene a dos especialis­tas en Darder e Iglesias. Se entenderán, porque forman una pequeña sociedad. Y, a veces, con esas duplas se alcanza cualquier reto.

La demostraci­ón del nuevo Espanyol se constató en LaLiga en el comienzo del segundo tiempo. Con 0-1, el equipo blanquiazu­l adelantó las líneas, presionó y gobernó el juego con Darder y Roca como brújulas. ¿Se imaginaban el curso pasado esa situación después de ponerse por delante? Sin embargo, ese descaro propició un 1-1 que llegó en una jugada de infortunio. A los golpes, el encuentro fue de empate, y así transcurri­ó el guion con coherente desenlace.

Curiosos los cambios de Rubi, que mantuvo su estructura más defensiva y quitó a los tres delanteros. Eso propició el estreno de Puado, quien en tres acciones demostró descaro y verticalid­ad. También tuvo minutos Hernán, que evidenció que puede aportar con su velocidad cuando los partidos se descosen, aunque otra cosa es que su elevado salario valga solo para eso. En esa reconversi­ón de la plantilla, el Espanyol suma un punto y demuestra que ha cambiado. Bendito cambio.

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