AS (Catalunya)

Gallar y los jóvenes perdidos de Sant Adrià

Criado en el Espanyol, al jugador del Huesca se le dio la baja y llegó a Primera por otro camino. Un hábito en cualquier cantera

- ALBERTO MARTÍNEZ

El Espanyol visita al Huesca este domingo y a Álex Gallar, uno de sus jóvenes perdidos. Criado en Sant Adrià de alevín e infantil, llegó a Primera por otro camino irse del club perico. Una situación común en las canteras. ¿Cuáles son los niños o jóvenes perdidos que triunfaron fuera?

Hace 16 años, Álex Gallar (Terrassa, 1992) era una de las joyas del Benjamín A del Mercantil. Enric Saborit, Brian Canalejo y el jugador ahora del Huesca formaban el tridente de un equipo capaz de plantarle cara a Espanyol y Barcelona, siempre dominadore­s. Al finalizar la temporada, Lluís Planagumà no dudó en traerse a Saborit y a Gallar para Sant Adrià, mientras que el Barça se llevó a Canalejo. Con un desplazami­ento de balón único, con goles incluso desde más de 30 metros, Gallar era el diez del equipo de Planagumà, situado en la posición de interior izquierda.

Pasaron las temporadas y al jugador se le detectaron algunos déficits. Gallar era un centrocamp­ista con un buen sentido asociativo y colectivo, pero no era rápido en sus movimiento­s, lo que le generaba dificultad­es. Aunque poseía una buena conducción, en cambio estaba carente de regate, y necesitaba siempre el apoyo de los compañeros para superar a sus rivales. Ese inconvenie­nte provocó que, al finalizar la etapa de Infantil B, al futbolista se le cerraron las puertas y acabó en el Jabac Terrassa, donde, años después, retomó el camino de la elite hasta alcanzar la Primera División.

No es el primero ni será el último caso de jugadores que abandonaro­n Sant Adrià y luego, con el paso de los años, encuentran otro camino para alcanzar la elite y ser jugadores de Primera. Con algunos fue el propio Espanyol quien no les descartó, en otros casos fueron las circunstan­cias las que sacaron al jugador de Sant Adrià y, en el resto, los propios jugadores fueron quienes se decantaron por otras propuestas. El once es de nivel.

Andrés Prieto: El ahora meta del Málaga se había comprometi­do con el club andaluz para la campaña 2017-18 después de que le llegara la propuesta perica. Dejó el filial y logró debutar en Primera.

Aleix Vidal: Estuvo en el Espanyol en edad juvenil y en el filial, donde no participó. Él siempre explica en las entrevista­s que no contaron y llevaba los conos (sic). Se fue a Grecia y llegó su ascenso gracias al Almería y su excepciona­l temporada.

Zou Feddal: Actuó en el Espanyol B en Tercera, liderando la defensa de una temporada en la que no se ascendió. Jugó en Primera en el Levante y ahora completa la plantilla del Betis.

De la Bella: Jugó en el Espanyol B una temporada, pero al curso siguiente regresó a la Gramenet. No se contó con el para el primer equipo ni se le vio progresión. Acabó diez años como lateral izquierdo de la Real Sociedad.

Darder: El ahora jugador perico llegó al Espanyol de cadete y prosiguió jugando hasta el filial. Incomprens­iblemente no le ofrecieron renovar ni ascender al primer equipo; se fue al Málaga B, donde dio el salto al primer equipo y fue traspasado por 12 millones al Lyon. Volvió.

Óliver Torres: Con 12 años, y mientras estaba concentrad­o con la Fundación Marcet, vino a hacer una prueba con el Espanyol. Con su melena y su calidad, cautivó a los responsabl­es de la época, pero era demasiado pequeño para sacarlo de su familia. El Espanyol lo tuvo controlado, pero finalmente el Atlético se lo llevó. Le quedaba más cerca de casa.

Isco: Casanova llegó a un acuerdo con su familia cuando el futbolista tenía 10 años: seguiría jugando en su pueblo de Málaga, pero en verano jugaría los torneos con el Espanyol. Y así fue durante dos años. La familia lo llevó al Valencia.

Asensio: Horacio Gaggioli, su agente y amigo de la familia, decidió llevarlo una semana a Sant Adrià. Asensio tenía 10 años. Al igual que Óliver, el jugador maravilló, pero era demasiado pequeño. Volvió a Mallorca y a lo fichó el club balear.

Los casos Darder y Gerard cogieron el camino de vuelta tras irse fuera

Gerard: Delantero de la generación del 92, como Gallar, se fue del club en cadete. Había otras prioridade­s en ataque. Su gran año de juvenil en el Badalona despertó el interés del Villarreal, quien le dio la oportunida­d en Primera. Volvió al Espanyol por 1,3 millones.

Mariano: De benjamín a infantil jugó en el Espanyol. Goleaba pero no acababa de dar el salto. Sus padres se lo llevaron a la Fundación Sánchez Llibre, luego al Badalona hasta que, de juvenil, el Madrid lo fichó.

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VISITA DE SU EX CLUB. Gallar, jugando con el Huesca esta temporada en la máxima categoría..

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